LOS TROTSKOS DE WALL STREET, ROCKEFELLER Y KISSINGER

En varios anteriores artículos hemos mostrado y demostrado que la matriz política de la que ha surgido la política de control de la natalidad a escala planetaria hunde sus raíces en el proyecto concebido, diseñado y ejecutado por la familia Rockefeller, y en especial por uno de sus miembros -John Davison Rockefeller III- en nombre de la plutocracia financiera que no sólo ha llevado a cabo desde hace cinco décadas la brutal concentración de la riqueza que hoy está institucionalizada de hecho en el mundo (0,7% de los adultos del mundo -56 millones de personas- tienen en sus manos el 46% de la riqueza mundial -126 billones de dólares), sino que ha impuesto en la mayor parte del mundo el envejecimiento poblacional, tal como lo viene informando en las dos últimas décadas la División de Población de Naciones Unidas y el Population Reference Bureau, promoviendo e imponiendo políticas y prácticas anticonceptivas y antinatalistas, para evitar que los nuevos miembros de la comunidad mundial que vienen a la existencia pongan en peligro la concentración de la riqueza que han llevado a cabo.

En otras palabras: concentración de la riqueza y control del crecimiento poblacional, ambos a escala global, han tenido los mismos artífices y ejecutores, que han actuado en nombre y a cuenta de la ultraminoritaria oligarquía financiera internacional (no sólo dueña de las finanzas, sino también y por ello mismo dueña de las grandes multinacionales productivas, comerciales y de servicios que manejan hoy el mundo). El clan Rockefeller ha sido la dinastía que ha impulsado ambos proyectos.

Romina del Pla–Miriam Bergman–Vilma Ripoll

  1. Documentos fundamentales y básicos que han diagramado y planificado el control de la natalidad a escala global:                                                                                                                                                        a) Declaración sobre Población (1966), redactado por John Davison Rockefeller III y firmado por 30 líderes mundiales, que afirma que “el crecimiento poblacional no planificado pone en peligro la paz mundial”, convirtiendo el interés corporativo privado del clan de Ohio en problema de Estado, postulando dogmáticamente -como creencia- el supuesto derecho básico de todo individuo y pareja de determinar la cantidad de hijos que desea tener y el espaciamiento entre ellos: “Creemos que la gran mayoría de los padres desean tener el conocimiento y los medios para planificar sus familias; que la oportunidad para decidir el número y el espaciamiento de los hijos es un derecho humano básico”[1];                                                                          b) Población y el futuro estadounidense (1972), informe elaborado por una Comisión presidida por JDR III, a pedido en 1970 del entonces presidente Richard Nixon, manual que desarrolla al detalle y en forma exhaustiva los conceptos y tácticas para instituir el control de la natalidad en Estados Unidos. En este texto, en especial en su capítulo 11, titulado “Reproducción Humana”, se encuentran los argumentos y conceptualizaciones presentes en todos los proyectos de ley sobre despenalización de aborto, desde el ya mencionado “derecho básico de los padres” respecto a los hijos, y también el “principio ético” inventado por JDR III que “sólo deben ser traídos al mundo los hijos deseados”, que “la mujer tiene derecho a disponer de su cuerpo y de su libertad” como mejor le plazca y parezca; que la penalización del aborto “obstaculiza el ejercicio de la libertad de la mujer” y que “viola la justicia social”, porque “las mujeres ricas pueden abortar en condiciones seguras, pero las mujeres pobres ‘tienen’ que recurrir a prácticas clandestinas e inseguras; que “el aborto es el derecho que tiene la mujer para determinar su fertilidad”; que “el aborto es un elemento en el sistema general de cuidado de la salud materna e infantil”, no un crimen en el que se asesinan bebés por nacer, etc. En síntesis: que “las mujeres deben ser libres para determinar su propia fertilidad, que el tema del aborto debe dejarse a la conciencia del individuo involucrado, en consulta con su médico, y que los Estados deben ser animados a sancionar estatutos positivos que promuevan un ámbito claro y positivo para la práctica del aborto a petición[2].

En este esquema, es fundamental negarle al bebé en el vientre materno el carácter de persona, para cosificarlo y permitir así su eliminación, como un ejercicio de libertad de la mujer, para que tome las decisiones que quiera. En este sentido, para poder imponer el aborto como “derecho” y como práctica “sanitaria” John Davison Rockefeller III propone cuestionar al feto como persona, buscando “determinar cuándo termina su vida potencial y cuándo comienza realmente esa vida” (sic). Sólo es posible imponer el derecho a matar al hijo si se lo despoja de humanidad y personalidad, “transformándolo” nominalmente en una cosa, en una vida, en un conjunto de células.

Esto es lo que se ha hecho permanentemente y es lo que se pone en evidencia hoy con este simulacro de debate despenalizador del aborto. Si se leen con atención los proyectos de ley presentados, y se analizan en detalle las declaraciones de los distintos partidarios pro-aborto, se advierte que no dicen una sola palabra de los miles de niños que son matados. Es más, hablan de las 3.000 muertes maternas por aborto que ha habido en nuestro país desde 1983, pero no dicen una sola palabra de los 6.800.000 niños que habrían sido matados antes de nacer en ese mismo lapso. Es que siguiendo el razonamiento oligarca y homicida de JDR III, esos muertos no serían personas, sino cosas.

Así piensan los multimillonarios oligarcas angloamericanos, y así piensan sus “hijitos” de izquierda y derecha. Si aceptaran que los bebés en el vientre materno son personas, tal como define el artículo 19 del Código Civil y Comercial unificado (“la existencia de la persona humana comienza desde el momento de la concepción”), no tendrían manera de justificar la imposición de la persona de muerte sobre ellos.

Por eso, antes de matarlo realmente, antes matan al bebé conceptual y jurídicamente.

               c) Memorando Estudio de Seguridad Nacional 200. Implicancias del crecimiento poblacional mundial para la seguridad de Estados Unidos y sus intereses de ultramar (1974), elaborado por Henry Kissinger en su rol de Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, constituye la aplicación a escala planetaria del informe antes mencionado, haciendo énfasis en que a menos hijos mayor crecimiento económico, y reiterando la “necesidad” de resaltar constantemente el “derecho básico” paterno de controlar el crecimiento poblacional, y de llevar a cabo este proceso “con agentes nativos”, para disimular el carácter imperialista y pro-estadounidense del tema; que se “debe dar prioridad a programas de desarrollo y estrategias de salud y educación que tienen un efecto decisivo en la fertilidad”; que ningún plan de control de la natalidad tiene éxito si no se legaliza el aborto; etc.

David Rockefeller                      Fidel Castro                            John Davison Rockefeller III

  1. Naciones Unidas asume el control del crecimiento poblacional como tema fundamental de su política oficial a nivel mundial. A partir del paso inicial de fundamentación del control de la natalidad y su imposición oficial como problema de Estado y como política oficial de Estados Unidos para promover el imperialismo demográfico, se pasó al mismo tiempo a la introducción del ideario antinatalista en las Naciones Unidas, para ser asumido como guía primordial de la política oficial del organismo, y así ser volcado en informes, congresos, conferencias internacionales, convenciones, tratados, etc.                                                                          a) Proclamación de Teherán (1968), en la que se incorpora como principio demográfico del accionar de Naciones Unidos el dogma del “derecho básico paterno a decidir la cantidad de hijos a tener” (n. 16), en el marco de la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos;                                                                                 b) Plan de Acción para la Población Mundial (Bucarest, 1974), cuya finalidad es ayudar a coordinar las tendencias poblacionales mundiales con las tendencias del desarrollo económico y social, para lograr una transformación socio-económica que permita el crecimiento económico de los países en desarrollo. En este contexto, se establece como uno de los principios básicos del Plan de Acción el dogma del “derecho básico paterno” a controlar la natalidad: “todas las parejas e individuos tienen el derecho básico de decidir libre y responsablemente la cantidad y el espaciamiento de sus hijos”[1]. Rockefeller puro al 100%.                                                c) Plan de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1995), donde se institucionaliza oficialmente la “existencia” de los Derechos Sexuales y Reproductivos, fundados y basados en el dogma rockefelleriano del “derecho básico paterno” varios veces mencionado: “[…] los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales, en los documentos internacionales sobre derechos humanos y en otros documentos pertinentes de las Naciones Unidas aprobados por consenso. Esos derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el intervalo entre éstos y a disponer de la información y de los medios para ello y el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva”[2].

En síntesis: la Organización de las Naciones Unidas inventó los “derechos sexuales y reproductivos” sobre los dogmas y objetivos del clan Rockefeller. Así, ha dejado de ser un organismo internacional de reunión de las naciones del mundo para convertirse en un dispositivo supra-nacional al servicio de la oligarquía financiera mundial representada por el clan Rockefeller y de su proyecto criminal de eliminación sistemática de las personas por nacer.  

  1. Fundaciones privadas y ONGs para difundir e implementar el holocausto demográfico planetario diseñado por los Rockefeller, Kissinger, Soros

Una vez oficializada a nivel planetario la doctrina y proyecto antinatalista de los ricos del mundo, como política de Estado y como política oficial de Naciones Unidas, el Poder financiero internacional ha difundido y divulgado su proyecto a través de distintas Fundaciones privadas y “ONGs” paragubernamentales, para introducir en todos los países, al nivel de la sociedad civil, la idea del control del crecimiento poblacional disfrazada con eslóganes y formulaciones progresistas y pretendidamente revolucionarias. Hewlett Population Council, Ford Foundation, International Planned Parenthood Federation [Federación Internacional de Paternidad Planificada], Open Society Institutes [de George Soros], Rockeller Foundation, Rockefeller Brothers Fund, Human Rights Watch, William & Flora Hewlett Foundation, International Women Health Coalition [Coalición Internacional para la Salud de las Mujeres], son algunas de las instituciones que el Poder financiero ha creado para llevar a cabo acciones de divulgación y promoción del proyecto del control de la natalidad a escala planetaria, en una verdadera acción imperialista: son organizaciones creadas y asentadas en los países desarrollados, que vuelcan anualmente fondos millonarios a “ONGs” nativas de los países en desarrollo que se nutren en gran parte o en su totalidad de esos fondos, para divulgar y difundir en el idioma nativo de los respectivos países el ideario y el proyecto antinatalistas elaborados por John Davison Rockefeller III en 1972 y Henry Kissinger en 1974. En el caso específico de nuestro país, han transmitido y transmiten en nuestro idioma hispano-criollo ese mensaje trotskista, progresista, social-demócrata, etc.

Son los zurdos y trotskos de Wall Street, Rockefeller y Kissinger, con el discurso oligarca y criminal de los dueños de las finanzas internacionales y del mundo, con la imagen de Marx, Trotsky, el Che Guevara y Hugo Chávez.

  1. De la revolución permanente y el anticapitalismo de Trotsky a los dólares del Imperialismo capitalista

Es evidente que en el plano del discurso existe este matrimonio trosko-ultracapitalista al que hicimos referencia, aunque haya un desacuerdo “ideológico” de fondo, entre “capitalismo” y “revolucionarismo de consignas”.

Pero existe un elemento que “bendice” este matrimonio aparentemente antagónico: los dólares del Imperialismo yanqui y las libras esterlinas del Imperio británico. Es que nuestros troskos son zurdos, pero no son estúpidos: cobran suculentas sumas para disimular la traición ideológico-doctrinal que practican, ya no combaten a los capitalistas, combaten a los niños por nacer.

Son los propios informes de las Organizaciones para-gubernamentales involucradas en el tema las que prueban que entre los dueños de las finanzas internacionales y el progresismo socialdemócrata y trosko-abortista existe esta comunión de fondos, canalizados a través de las organizaciones mencionadas líneas arriba.

  1. A) International Planned Parenthood Federation [Federación Internacional de Paternidad Planificada]: creada en 1952 en Londres, junto con el Population Council [Consejo de Población] de la familia Rockefeller, fue pionera en impulsar a nivel mundial políticas y proyectos a favor del control de la natalidad en todas sus ramificaciones (mutilación genital del varón y de la mujer, la anticoncepción y el aborto).

El lema oficial de la Federación es “Delivering sexual and reproductive healthcare services around the world, fighting for sexual rights” [Ofrecer servicios de salud sexual y reproductiva en todo el mundo, luchando por los derechos sexuales]. Imperialismo sexual-demográfico explícito.

A lo largo de los años se ha constituido en la red abortista más grande del mundo, organizada a través de su oficina central en Londres y seis oficinas regionales: África, Mundo Árabe, Este y Sudeste de Asia-Oceanía, Red Europea, Asia del Sur y Hemisferio Occidental.

Está presente en 170 países, con un número similar de entidades locales asociadas.

En el año 2016, el 60% de su presupuesto -u$s 78.749.000 sobre un total de u$s 130.391.000- lo aportaron en su gran mayoría los gobiernos nacionales de Australia, República Popular China, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Japón, Corea del Sur, Holanda, Noruega, Pakistán, Suecia, Nueva Zelanda, Suiza, Reino Unido.

Entre sus aportantes privados se cuentan the Bill and Melinda Gates Foundation, the Compton Foundation, the David and Lucile Packard Foundation, the Ford Foundation, the John D. & Catherine T. MacArthur Foundation, the Open Society Institute, the Rockefeller Foundation, John Hopkins University, the William and Flora Hewlett Foundation.

La presencia triádica de los Rockefeller con sus fundaciones, la Ford Foundation y la Open Society de George Soros es una constante en la mayoría de estas Fundaciones para-gubernamentales que impulsan el Imperialismo Internacional del Holocausto Demográfico.

En la Argentina, la IPPF está presente en forma indirecta a través de dos “ONGs”, promoviendo la legalización del aborto. Una de ellas es FUSA (Fundación para la Salud del Adolescente), que recibió subsidios de la IPPF, entre los años 2012-2016, por un total de u$s 2.117.825 (dos millones ciento diecisiete mil ochocientos veinticinco dólares).

La otra entidad es Católicas por el Derecho a Decidir (de Córdoba), que entre los años 2013-2016 recibió subsidios por un total de u$s 694.320 (seiscientos noventa y cuatro mil trescientos veinte dólares).

Este es el detalle de los subsidios que ambas instituciones recibieron de la IPPF en los últimos años:

FUSA                                                                  Católicas por el Derecho a Decidir

Dólares

2010:               176.003                                                                      2010:                 60.000

2011:               748.981                                                                      2011:               200.000

2012:               442.650                                                                      2012:                           0,00

2013:               942.797                                                                      2013:               453.000

2014:               451.718                                                                      2014:               244.320

2015:               182.111                                                                      2015:                 50.953

2016:               168.000                                                                      2016:                          0,00

TOTAL: u$s 3.112.260                                                                                 u$s 1.018.273

 

Todo esto demuestra que las dos entidades que más han “trabajado” en la promoción e imposición de la pena de muerte para los niños por nacer, impulsoras entre otras, de la “Campaña por el Aborto legal, seguro y gratuito”, han contado con millones de dólares para llevar a su cabo su militancia, aportados por los dueños de las finanzas mundiales, a través de las fundaciones y “ongs” propias.

Lo original y novedoso de esta campaña pro-aborto es que la misma es llevada a cabo por organizaciones y personalidades políticas que se supone están en las antípodas del capitalismo pro-abortista, en especial en la corriente política que reivindica la figura de León Trotsky: Vilma Ripoll, Romina del Pla, Myriam Bergman, Néstor Pitrola, Marcelo Ramal, etc.).

 

  1. B) Este maridaje trotsko-capitalista, bendecido por el Imperialismo Internacional del Dinero, no es un invento nuestro. Gracias a Dios, “nuestras trotskistas” autóctonas han recibido el reconocimiento de otra organización internacional estadounidense al servicio del imperialismo abortista: la International Women Health Coalition [Coalición Internacional para la Salud de las Mujeres], presidida actualmente por Françoise Girard (de la Open Society Foundations de George Soros), y que cuenta entre sus miembros directores con Jessie Clyde (IPPF), Marnie S. Pillsbury (Rockefeller y CFR), Helena Choi (Open Society Foundations), etc.

Este reconocimiento de la oligarquía abortista yanqui se puede encontrar en la página 4 del Informe Anual 2016 de la IWHC.

 

León Trotsky postulaba el principio de “la revolución permanente” socialista contra el capitalismo imperialista moderno. Sus discípulos “criollos” postulan “la recaudación permanente” de dólares y libras emitidos por el imperialismo internacional del dinero.

En definitiva, estos trotskistas a la Rockefeller forman parte del “ejército cipayo” de las finanzas internacionales, al servicio de sus políticas antinatalistas y genocidas, en la que mueren anualmente en el mundo 45 millones de seres humanos antes de nacer. Han hecho una síntesis magistral de Marx, Troski, Henry Kissinger y el clan Rockefeller, para matar niños antes de que nazcan.

Los trotskistas de antaño derramaban su propia sangre luchando contra el capitalismo. Los trotskistas de ahora derraman la sangre de los seres más inocentes e indefensos de todos, pero cotizándose en dólares.

“Rockefeller and Kissinger pay our Socialist Revolution”, dicen nuestras revolucionarias trotskistas, con la sangre derramada por millones de inocentes antes de nacer.

[1] Ver  https://josequarracino.wordpress.com/2013/02/20/declaracion-sobre-poblacion-por-parte-de-lideres-mundiales-documento-fundacional-del-holocausto-demografico-planetario/

[2] Rockefeller Commission Report, Population and the American Future, New York 1972, Chapter 11. Ver en: http://www.population-security.org/rockefeller/001_population_growth_and_the_american_future.htm. La última cita es repetida literalmente por todas las feministas que promueven el aborto como derecho legal, seguro y gratuito. Toman como modelo de mujer y del ejercicio de su libertad el esquema del macho Rockefeller.

[3] Conferencia de Naciones Unidas sobre la Población Mundial, Plan de Acción para la Población Mundial, Bucarest 1974, B. “Principios y Objetivos del Plan”, n. 14 f.

[4] Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, Programa de Acción, Capítulo VII, n. A, El Cairo 1994.

 

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