Carta abierta al presidente Trump del Arzobispo Carlo Maria Viganò

7 de junio de 2020

Domingo de la Santísima Trinidad

 

Señor presidente,

En los últimos meses hemos sido testigos de la formación de dos bandos opuestos que yo llamaría bíblicos: los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. Los hijos de la luz constituyen la parte más grande de la humanidad, mientras que los hijos de las tinieblas representan una minoría absoluta. Y, sin embargo, los primeros son objeto de una especie de discriminación que los coloca en una situación de inferioridad moral con respecto a sus adversarios, que a menudo ocupan posiciones estratégicas en los gobiernos, la política, la economía y los medios de comunicación. Y en una forma aparentemente inexplicable, los buenos son tomados como rehenes por los malvados y por aquellos que los ayudan, ya sea por interés propio o por temor.

Estos dos lados, que tienen una naturaleza bíblica, siguen la clara separación entre la descendencia de la Mujer y la descendencia de la Serpiente. Por un lado, están aquéllos que, aunque tienen miles de defectos y debilidades, están motivados por el deseo de hacer el bien, ser honestos, formar una familia, dedicarse al trabajo, dar prosperidad a su patria, ayudar los necesitados y, en obediencia a la Ley de Dios, merecer el Reino de los Cielos. Por otro lado, están los que se sirven a sí mismos, no tienen principios morales, quieren demoler a la familia y la nación, explotan a los trabajadores para hacerse excesivamente ricos, fomentan divisiones internas y guerras, y acumulan poder y dinero: para ellos, la ilusión falaz del bienestar temporal, si no se arrepienten, cederá algún día ante el terrible destino que les espera, lejos de Dios, en la condenación eterna.

 

U.S. President Donald Trump and first lady Melania Trump pose during a visit to the Saint John Paul II National Shrine in Washington, U.S., June 2, 2020. REUTERS/Tom Brenner

En la sociedad, señor presidente, estas dos realidades opuestas coexisten como enemigos eternos, así como Dios y Satanás son enemigos eternos. Y parece que los hijos de las tinieblas, a quienes podemos identificar fácilmente con el Estado profundo al que usted se opone sabiamente y que está librando una guerra feroz contra usted en estos días, han decidido mostrar sus cartas, por así decir, al revelar sus planes. Parecen estar tan seguros de tener todo bajo control que han dejado de lado esa circunspección que hasta ahora había ocultado al menos parcialmente sus verdaderas intenciones. Las investigaciones ya en curso revelarán la verdadera responsabilidad de quienes administraron la emergencia del Covid, no solo en el área de la atención médica sino también en la política, la economía y los medios de comunicación. Probablemente descubriremos que en esta colosal operación de ingeniería social hay personas que han decidido el destino de la humanidad, arrogándose el derecho de actuar contra la voluntad de los ciudadanos y sus representantes en los gobiernos de las naciones.

También descubriremos que los disturbios en estos días fueron provocados por aquellos que, al ver que el virus se desvanece inevitablemente y que la alarma social de la pandemia está disminuyendo, necesariamente han tenido que provocar disturbios civiles, porque luego seguiría una represión que, aunque legítima, podría ser condenada como una agresión injustificada contra la población. Lo mismo ocurre también en Europa, en perfecta sincronía. Es bastante claro que el uso de protestas callejeras es funcional para los propósitos de aquéllos que desean en las próximas elecciones presidenciales ver elegido a alguien que encarne los objetivos del Estado profundo y que expresa esos objetivos fielmente y con convicción. No será sorprendente si, en unos meses, aprendemos una vez más que, escondidos detrás de estos actos de vandalismo y violencia están los que esperan beneficiarse de la disolución del orden social para construir un mundo sin libertadSolve et Coagula, como enseña el adagio masónico.

Aunque pueda parecer desconcertante, las alineaciones opuestas que he descrito están presentes también en círculos religiosos. Hay pastores fieles que cuidan el rebaño de Cristo, pero también hay mercenarios infieles que buscan dispersar el rebaño y entregar las ovejas para que sean devoradas por lobos voraces. No sorprende que estos mercenarios sean aliados de los hijos de las tinieblas y odien a los hijos de la luz: así como hay un Estado profundo, hay también una Iglesia profunda que traiciona sus deberes y renuncia a sus compromisos apropiados ante Dios. Así, el Enemigo Invisible, contra quien luchan los buenos gobernantes en los asuntos públicos, también es combatido por los buenos pastores en la esfera eclesiástica. Es una batalla espiritual, de la que hablé en mi reciente Llamamiento que fue publicado el 8 de mayo.

Por primera vez, Estados Unidos tiene en usted un presidente que defiende valientemente el derecho a la vida, que no se avergüenza de denunciar la persecución de los cristianos en todo el mundo, que habla de Jesucristo y del derecho de los ciudadanos a la libertad de culto. Su participación en la Marcha por la vida, y más recientemente su proclamación del mes de abril como Mes Nacional de la Prevención del Abuso Infantil, son acciones que confirman en qué lado usted desea luchar. Y me atrevo a creer que los dos estamos del mismo lado en esta batalla, aunque con diferentes armas.

Por esta razón, creo que el ataque al que usted fue sometido después de su visita al Santuario Nacional de San Juan Pablo II es parte de la narrativa orquestada por los medios de comunicación que busca no combatir el racismo e instituir un orden social, sino agravar las disposiciones; no para traer justicia, sino para legitimar la violencia y el crimen; no para servir a la verdad, sino para favorecer a una facción política. Y es desconcertante que haya obispos, como aquellos a quienes denuncié recientemente, que, según sus palabras, prueban que están alineados en el lado opuesto. Están subordinados al Estado Profundo, al globalismo, al pensamiento alineado, al Nuevo Orden Mundial que invocan cada vez con más frecuencia en nombre de una hermandad universal que no tiene nada de cristiano, sino que que evoca los ideales masónicos de aquéllos que quieren dominar el mundo expulsando a Dios de los tribunales, de las escuelas, de las familias y quizás incluso de las iglesias.

El pueblo estadounidense es maduro y ahora ha entendido en qué medida los medios de comunicación no quieren difundir la verdad, sino que buscan silenciarla y distorsionarla, difundiendo la mentira que es útil para los propósitos de sus amos. Sin embargo, es importante que los buenos, que son la mayoría, se despierten de su pereza y no acepten ser engañados por una minoría de personas deshonestas con propósitos ineludibles. Es necesario que los buenos, los hijos de la luz, se unan y hagan oír sus voces. ¿Qué manera más efectiva hay de hacer esto, señor presidente, que rezando y pidiéndole al Señor que lo proteja a usted, a los Estados Unidos y a toda la humanidad de este enorme ataque del enemigo? Frente al poder de la oración, los engaños de los hijos de las tinieblas colapsarán, se revelarán sus complots, se mostrará su traición, su poder aterrador terminará en nada, se lo sacará a la luz y quedará expuesto a lo que es: un engaño infernal.

Señor Presidente, mi oración se dirige constantemente a la amada nación estadounidense, donde tuve el privilegio y el honor de ser enviado por el papa Benedicto XVI como Nuncio Apostólico. En esta hora dramática y decisiva para toda la humanidad, rezo por usted y también por todos los que están a su lado en el gobierno de Estados Unidos. Confío en que el pueblo estadounidense esté unido conmigo y con usted en oración al Dios Todopoderoso.

Unidos contra el Enemigo Invisible de toda la humanidad, los bendigo a usted y a la Primera Dama, a la amada nación estadounidense, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

 

+ Carlo Maria Viganò

Arzobispo Titular de Ulpiana

Ex Nuncio Apostólico en los Estados Unidos de América

 

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

Juan Domingo Perón, Patriarca y precursor de la Defensa de la Tierra

Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo

Por Juan Domingo Perón.

Desde Madrid, difundido el 21 de febrero de 1972

Hace casi treinta años, cuando aún no se había iniciado el proceso de descolonización contemporáneo, anunciamos la tercera Posición en defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones, frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo un peligro mayor- que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos, que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza.

Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional.

La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia.

 

Los hechos

El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas.

La humanidad está cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas condiciones. Su acción va más rápido que su captación de la realidad y el hombre no ha llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la naturaleza y no de su poder mental. De este modo, a diario, su vida se transforma en una interminable cadena de contradicciones.

En el último siglo ha saqueado continentes enteros y le han bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó el automóvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del automóvil que se asienta, sobre un cúmulo de problemas de circulación, urbanización, inmunidad y contaminación en las ciudades y se grava las consecuencias de la vida sedentaria.

 

Despilfarro masivo

Las mal llamadas “Sociedades de Consumo”, son, en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, por el que el gusto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes necesario o superfluos y, entre estos, a los deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna cierta vida porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la saluda humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la vanidad humana. Como ejemplo bastan los autos actuales que debieran haber sido reemplazados por otros con motores eléctricos, o el tóxico plomo que se agrega a las naftas simplemente para aumentar el pique de los mismos.

No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funciones mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el Tercer Mundo. De este modo el problema de las relaciones dentro de la humanidad es paradójicamente doble: algunas clases sociales – la de los países de baja tecnología en particular – sufren los efectos del hambre, el analfabetismo y las enfermedades, pero al mismo tiempo las clases sociales y los países que asientan su exceso de consumo en el sufrimiento de los primeros, tampoco están racionalmente alimentados ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o físicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad y del tedio y los vicios que produce el ocio mal empleado.

 

El espejismo de la tecnología

Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o por la falsa creencia generalizada de que los recursos naturales vitales para el hombre son inagotables, este estado de cosas tiende a agravarse, mientras un fantasma – el hombre- recorre el mundo devorando 55 millones de vidas humildes cada 20 meses, afectando hasta países que ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo fulmíneo en las próximas décadas. En los centros de más alta tecnología se anuncia entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán compras por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan visible que perece que estuviera constituida por más de una especie.

El ser humano cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira y el agua que bebe, y el suelo que le da de comer y eleva la temperatura permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata el mar que podía servirle de última base de sustentación.

 

Después de la tierra, el mar…

En el curso del último siglo el ser humano ha exterminado cerca de 200 especies animales terrestres. Ahora ha pasado a liquidar las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva, amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente derramado. Solo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al infinito el tonelaje de los petróleos sin tomar medidas de protección de la fauna y flora marinas.

 

…Y el agua potable

La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades, es bien conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio, todavía existe un conocimiento mundialmente difundido acerca del problema planteado por el despilfarro de agua dulce, tanto para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al mismo tiempo la erosión provocada por el cultivo irracional o por la supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problema mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza. Para colmo muchas fuentes naturales han sido contaminadas; las reservas cuando nos quedaría como último recurso la desalinización del mar nos enteramos que una empresa de este tipo, de dimensión universal, exigiría una infraestructura que la humanidad no está en condiciones de financiar y armar en este momento.

 

Alimentos y armas

Por otra parte, a pesar de la llamada revolución verde, el Tercer Mundo, todavía no ha alcanzado a producir la cantidad de alimentos que consume, y para llegar a su autoabastecimiento necesita un desarrollo industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social que todavía está lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la producción de alimentos sustitutivos está frenado por la insuficiencia financiera y las dificultades técnicas.

Por supuesto todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenada como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad 200.000 millones de dólares anuales.

A este maremagnum de problemas creados artificialmente se suman el crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar la actual ” ratio ” de crecimiento. De seguir por este camino, en el año 2.500 cada ser humano dispondrá de solo metro cuadrado sobre el planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse que dentro de 20 años más de la mitad de la humanidad vivirá en ciudades grandes y medianas.

Política demográfica

Es indudable pues, que la humanidad necesita tener una política demográfica. La cuestión es que aún poniéndola en práctica, ya por el retardo con que comenzaremos, no producirá sus efectos antes del fin de la década en materia educativa, y antes de fin de siglo en materia ocupacional. Y que además la política demográfica no produce los efectos deseados sino va acompañada de una política económica y social correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente industrializados donde rige la economía del mercado, o aquellos países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus descendientes

 

Qué hacer

Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que hemos enumerado, comprobaremos que provienen tanto de la codicia y la imprevisión humana, como de las características de algunos sistemas sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas, aun que en última instancia tenga como denominador común la utilización de la inteligencia humana. A la irracionalidad del suicidio colectivo debemos responder con la racionalidad del deseo de supervivencia.

Para poner freno e invertir la marcha hacia el desastre es menester aceptar algunas premisas:

  1. Son necesarias y urgentes: una revolución mental en los hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente industrializados; una modificación de las estructuras sociales y productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta tecnología donde rige la economía de mercado, y el surgimiento de una convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el resto de la naturaleza.
  2. Esa revolución mental implica comprender que el hombre no puede reemplazar a la naturaleza en el mantenimiento de un adecuado ciclo biológico general; que la tecnología es un arma de doble filo, que el llamado progreso debe tener un límite y que incluso habrá que renunciar alguna de las comodidades que nos ha brindado la civilización; que la naturaleza debe ser restaurada en todo lo posible que los recursos naturales resultan aceptables y por lo tanto deben ser cuidados y racionalmente utilizados por el hombre; que el crecimiento de la población es aumentar la reducción y mejorar la distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales como la educación y la salud pública, y que la educación y el sano esparcimiento deberán reemplazar el papel que los bienes y servicios superfluos juegan actualmente en la vida del hombre.
  3. Cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales. Pero al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir, a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos.
  4. La modificación de las estructuras sociales y productivas en el mundo implica que el lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna, y que la justicia social debe exigirse en la base de todo sistema, no solo para el beneficio directo de los hombres sino para aumentar la producción de alimentos y bienes necesarios; consecuentemente, las prioridades de producción de bienes y servicios deben ser alteradas en mayor o menor grado según el país de que se trate. En otras palabras: necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionar el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental.
  5. Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente exhausto y la sed y enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las ciudades jardines del futuro.
  6. El crecimiento de la población debe ser planificado, en lo posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la salud humana, según las condiciones particulares de cada país (esto no rige para la Argentina, por ejemplo) y en el marco de políticas económicas y sociales globalmente racionales.
  7. La lucha contra la contaminación del ambiente y de la biosfera, contra el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el hacinamiento de las ciudades, debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e internacional. Estos problemas, en el orden internacional, deben pasar a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la vida permanente de la Naciones Unidas con carácter de primera prioridad. Éste, en su conjunto, no es un problema más de la humanidad; es el problema.
  8. Todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con la justicia social, el de la soberanía política y la independencia económica del Tercer Mundo, y la distensión y la cooperación internacional.
  9. Muchos de estos problemas deberán ser encarados por encima de las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus sociedades o a los Estados unidos dentro de la comunidad internacional.

 

Nosotros los del tercer mundo

Finalmente deseo hacer algunas consideraciones para nuestros países del Tercer Mundo:

1- Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias correspondientes .Por eso cada gramo de materia prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos que dejarán de producir mañana .

2- De nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos.

3- En defensa de sus intereses, los países deben propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria.

4- No debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción estará en condiciones de enfrentar las angustiosamente difíciles décadas que se avecinan.

La Humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma. En esta tarea gigantesca nadie puede quedarse con los brazos cruzados. Por eso convoco a todos los pueblos y gobiernos del mundo a una acción solidaria.

 

RÍO NEGRO (ARGENTINA): de PROVINCIA FEDERAL a ABORTORIO de la IPPF

En Argentina, y en particular en la provincia de Río Negro, situada al sur del territorio nacional, en la región de la Patagonia, se estaría viviendo aparentemente en un estado de locura institucional y colectiva, dado que desde hoy, 13 de mayo, y hasta el 15 de mayo se llevará a cabo un juicio contra el doctor Leandro Rodríguez Lastra, médico obstetra y jefe de ginecología del Hospital Pedro Moguillansky, de Cipoletti (Río Negro), acusado de haber incumplido una ley que no existe y de, en consecuencia, haber salvado dos vidas en el año 2017. Primera aberración: el mencionado profesional es llevado a juicio por haber salvado dos vidas (¿???) y por no haber matado a un ser inocente (¿????). Pero en realidad, no se trata en esencia de una locura aberrante, sino de una ofensiva jurídica del Imperialismo Internacional del Aborto, es decir, del poder financiero depredador que se ha apropiado de las riquezas del mundo y, como contrapartida, necesita limitar al máximo el crecimiento poblacional en el mundo para poder “gozar en paz” de las riquezas apropiadas.

Segunda aberración: para promover esta parodia de juicio, se ha tomado como basa una norma legal un manual de procedimientos para matar a una persona por nacer, ya que el argumento-acusación utilizado por el fiscal acusador para justificar esta aberración es que el médico “no cumplió con la ley”, por eso lo acusa de “violación de los deberes de funcionario público”. El problema de fondo es que el médico acusado no cumplió con la ley provincial que legaliza anticonstitucionalmente y violando pactos internacionales (que tienen rango de norma constitucional) lo dictaminado por un documento administrativo -denominado Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo– elaborado en el año 2010 y actualizado en el 2015 por el entonces Ministerio de Salud de la Nación (en http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000000875cnt-protocolo_ile_octubre%202016.pdf), que no tiene valor ni fuerza legal alguno, porque determina pautas de procedimiento que van en contra de la Constitución y las leyes que reconocen el carácter de persona del niño por nacer. Aunque el Protocolo permite y promueve matar a través de un aborto, nadie está obligado a obedecerlo ni cumplirlo, salvo que le guste matar. Su título mismo es engañoso: en Argentina no existe ninguna ley que tipifique el aborto como derecho.

El caso que sirvió de excusa para armar esta aberración-delirio abortista es el de una joven de 19 años que en enero del 2017 se presentó descompuesta en un hospital de Cipolletti, sin que los análisis que se le realizaron pudieran determinar la causa de su malestar. Pero a fines de marzo de 2017 se presentó nuevamente a una consulta, al haber aumentado de peso y tener la panza crecida, como ella misma manifestara. Al mostrar el análisis que le efectuaron que estaba embarazada, la joven pidió abortar, porque dijo que ese embarazo era producto de una violación.

Tercera aberración: si fue violada, la joven lo aceptó sin problema alguno, nunca lo denunció, pero al enterarse que estaba embarazada, “se acordó” que había violada. A algunos peritos médicos les pareció muy raro que una joven “se acuerde” que fue violada cuando se entera que está embarazada, como si el embarazo le provocara un trauma, pero no su violación previa.

Con esto, se ha querido hacer creer que las violaciones no afectan psicológicamente a las víctimas, pero sí el embarazo (¿????). Como afirmó el doctor Fernando Secin en la pericia que presentó, pero que la justicia rionegrina no aceptó (“porque ya había muchas”) es que “no resulta lógico que alguien diga ir al médico por aumento de peso y por crecimiento de la panza y luego decir que fue violada. Lo lógico es ir al médico por violación, mucho antes que crezca la panza”.

Cuarta aberración: La joven insistió con su pedido de aborto, y dos profesionales médicas que la atendieron la pusieron en contacto con una activista de una organización abortista, quien le proporcionó el fármaco (Oxaprost) para producir el aborto, lo cual constituyó un claro ejemplo de ejercicio ilegal de la medicina, porque esa activista no podía prescribir fármacos.

La joven ingirió el fármaco abortivo, pero comenzó a padecer fiebre, dolores abdominales y pérdidas, razón por la cual se dirigió al hospital, siempre con la intención de abortar. Fue atendida por el doctor Leandro Rodríguez Lastra, quien se negó a efectuar ese procedimiento, a causa del estado avanzado del embarazo -22 semanas-, razón por la cual el médico decidió estabilizar a la joven e internarla, hasta que el bebé pudiera nacer con posibilidades reales de supervivencia. Tan es así que luego de nacer el bebé fue entregado en adopción y hoy goza de perfecta salud. La misma joven lo definió así: “Me negaron el aborto para salvar la vida del bebé”.

El doctor Leandro Rodríguez Lastra salvó la vida del bebé y seguramente también de la madre.

Quinta aberración: a pesar de haber salvado dos vidas, en este punto comenzó el calvario del doctor Rodríguez Lastra, ya que fue denunciado judicialmente por la eterna diputada provincial Marta Milesi, médica pediatra a favor de la pena de muerte contra los niños antes de nacer (¿?????), lo cual constituye la quinta aberración: una pediatra a favor del aborto es como poner al Chapo Guzmán al frente de la lucha contra el narcotráfico.

Ya en el año 2006 esta señora había presentado en la legislatura provincial un proyecto a favor de la legalización del aborto, como una de las pioneras en este intento imperialista de imponer el asesinato del propio hijo como derecho exclusivo de la mujer y como ampliación de sus derechos. Ese proyecto que presentó contó para su redacción con la activa participación de Católicas por el Derecho a Decidir”, una ONG de origen estadounidense creada por la Fundación Ford (propiedad de la familia Rockefeller) para infiltrar el catolicismo americano e iberoamericano con la ideología abortista. Esta organización seudo no-gubernamental cuenta desde hace algunos años en Argentina con el apoyo financiero (subvenciones) de la International Planned Parenthood Federation (IPPF) para imponer como sea la legalización del aborto. Es decir, la señora “pediatra” partidaria de legalizar la pena de muerte para los niños por nacer parece actuar como vocera del imperialismo internacional del aborto, que es el brazo izquierdo-progresista del imperialismo internacional del dinero, es decir, el Poder Financiero Internacional de matriz angloamericano, dueño real del mundo y de sus riquezas y ejecutor del plan de exterminio masivo de niños por nacer que conozca la historia universal.

Sexta aberración: la denuncia original de la pediatria pro-aborto fue impulsada en el ámbito judicial por el “doctor” Santiago Márquez-Gauna, quien en su actuación previa como juez de garantías adquirió fama al haber desestimado la denuncia hecha contra el padre de dos hijos menores de edad, sobreseyéndolo de las acusaciones de ahorcar a un niño, castigarlo con un cinto y utilizarlo de sparring o puchin ball para golpes de puño y patadas, porque según el bárbaro letrado todo ello formaba parte del “derecho a educar” del padre, de su “poder de coerción” y de su “potestad de corregirlos” (cf. https://www.rionegro.com.ar/juez-concluyo-que-no-es-delito-ahorcar-y-castigar-a-un-nino-con-un-cinto-JY6230902/).

No se puede dejar de reconocer la “coherencia” de este “servidor” del Derecho, un verdadero diamante en bruto: golpear, maltratar y abusar a un hijo es un derecho, al igual que matarlo mediante un aborto (¿??????).

Séptima aberración: este juez-fiscal pro-abuso infantil y pro pena de muerte para niños por nacer “se olvidó” de investigar la denuncia de la supuesta violación de la joven afectada que estuvo decidida a hacer abortar a su hijo, cuando “se acordó” que había sido violada. El señor Márquez Gauna, ante la denuncia de este delito no movió un dedo ni hizo el mínimo ademán de investigar un acto criminal, sólo se ocupó de acusar al médico, conducta idéntica a la de la pediatra pro-muerte. En este punto es válido preguntarse: ¿el señor Márquez Gauna es fiscal de la Provincia o empleado servil de la vocera de Católicas por el Derecho a Decidir y la IPPF? ¿Tendría miedo el señor Márquez Gauna de descubrir que la joven “violada” podría ser en realidad víctima de una red de trata de personas, dado el estado en que se presentó inicialmente al hospital?

Octava aberración: este demencial juicio contra el doctor Rodríguez Lastra, impulsado por la pediatra abortista y el fiscal justificador del abuso infantil, se basa en denuncias y criterios que constituyen una clara violación de la Constitución Nacional, que protege la vida humana desde el momento de la concepción (arts. 23 y 75), y de la misma Constitución de la Provincia de Río Negro (art. 16), que no sólo “reconoce el derecho a la vida y dignidad humana”, sino que además afirma que “nadie puede ser sometido a tortura ni a tratos crueles, degradantes o inhumanos”, bajo pena de exoneración de su cargo.

Novena aberración: la pediatra abortista pone como fundamento de su acusación el incumplimiento de una ley provincial que da marco jurídico al Protocolo abortista nacional justificador del crimen del aborto en casos de embarazos por violación. Además de violar el mandato de la Constitución Nacional de proteger la vida desde la concepción, el Protocolo en cuestión fue actualizado en el año 2015 por el aporte técnico brindado por la llamada Casa FUSA (Fundación para la Salud del Adolescente), miembro de la International Planned Parenthood Federation (IPPF), la red abortista multinacional de origen británico más grande del mundo.

En definitiva, estamos claramente ante una nueva versión de David (el doctor Rodríguez Lastra) y Goliat (Marta Milesi, Santiago Márquez Gauna, “Católicas por el Derecho a Decidir”, IPPF), en la que un médico argentino se ha visto obligado a enfrentar el imperialismo abortista internacional. Así como David venció a Goliat, esperamos que en esta nueva versión el “David” argentino pueda vencer al Goliat invasor, tan criminal, mercenario y soberbio como el personaje del relato bíblico.

Evidentemente, en la provincia de Río Negro se viven tiempos apocalípticos, en los que salvar vidas constituye un acto criminal y matar a los hijos constituye un derecho ampliado de la “mujer”. Pero en última instancia dependerá de la voluntad del Todopoderoso y de la fuerza y garra espiritual que los argentinos de bien podamos mostrar frente a este aberrante acto criminal, mientras las autoridades civiles, políticas y eclesiásticas brillan por su ausencia, aunque se arriesgan a ser cómplices de este crimen jurídico y judicial.

José Arturo Quarracino

Temperley, 13 de mayo de 2019

CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR: ¿DISPOSITIVO BRITÁNICO AL SERVICIO DE NUEVAS INVASIONES INGLESAS?

El 24 de abril ppdo. se llevó a cabo una sesión del debate organizado en la Cámara de Diputados de la Nación, sobre el intento de implementar la pena de muerte contra los niños por nacer, eufemísticamente denominado “despenalización de aborto” o “interrupción legal del embarazo”.

Sorprende que se intente aprobar una ley que es manifiestamente contraria a la Constitución Nacional y al Código Civil y Comercial de la Nación, porque ambos documentos normativos jurídicos afirman explícitamente que la existencia del ser humano como persona se inicia en la concepción[1], razón por la cual implementar “legalmente” la eliminación de un ser humano antes de su nacimiento significaría implantar la pena de muerte en nuestro país, aberrante desde dos puntos de vista: a) se aplicaría contra seres humanos que no han cometido ningún delito; b) violaría el Artículo 4, incisos 1, 3 y 5 de la Convención Americana de Derechos Humanos, que afirma explícitamente que “todo ser humano es persona” y que no se puede implantar la pena de muerte en los países que no rige ni tiene vigencia al momento de firmar el citado documento[2]. Lamentablemente para los proabortistas, esta Convención tiene rango constitucional, de acuerdo con la última reforma de 1994.

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Pero si es sorprendente y llamativo que se pretenda avasallar la Constitución Nacional y sus leyes fundamentales para “despenalizar o legalizar el aborto”, resulta francamente indignante y repugnante que para lograr este objetivo se mienta descarada y alevosamente en un recinto que se supone debe discutir ideas y cosmovisiones. Utilizar el palacio legislativo para afirmar mentiras rebaja una discusión como la planteada a una payasada y una burla, principalmente contra quienes han organizado este debate y en segundo lugar para el conjunto del pueblo, que espera de sus legisladores honestidad intelectual, no hipocresías ni mentiras alevosas.

El día 24 de abril, en una de las sesiones, la señora María Teresa Bossio, de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, ante una pregunta respecto a las fuentes de financiamiento con la que cuenta la organización de la que forma parte, dijo que quería hacer una aclaración sobre la organización International Planned Parenthood Federation [Federación Internacional de Planificación de la Familia].

En primer lugar, dijo que “quería limpiar” el nombre de esta institución, que en realidad “no se financia abortos, sino que se dedica a promover los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”. O esta señora no sabe de qué está hablando, no ha leído documentos oficiales de la IPPF o MIENTE ALEVOSAMENTE.

Simplemente con leer las Financial Statements [Declaraciones Financieras] que se publican anualmente la “limpiadora” del supuesto buen nombre de la entidad sabría que, por ejemplo, que la IPPF “se asegurará que las mujeres puedan ejercer sus derechos y acceder al aborto seguro y a la planificación familiar” (p. 3); que “proporciona servicios basados en los derechos al aborto seguro […]” (pp. 6-7); que el programa Safe Abortion Action Fund [Fondo de Acción para el Aborto Seguro]“continuó proporcionando subvenciones para proyectos que promocionan el aborto seguro y previenen el aborto inseguro“ (11); que en el año 2015 el aborto fue una de las áreas estratégicas subvencionadas, otorgando 12.471.00 dólares a miembros y socios de la organización (p. 34)[1].

Ya que es tan enfática “limpiadora” de la IPPF, ¿la señora Bossio desconoce que esta organización británica administra desde hace años el programa denominado Global Safe Abortion Fund, que es en esencia “una reserva de recursos destinados a permitir la implementación de programas e iniciativas para incrementar el acceso a servicios generales de abortos seguros […]”?[2]. ¿Ignora u oculta que una de sus finalidades es “apoyar los trabajos que ayudan a mejorar el acceso a servicios de aborto seguro en países pobres?”[3].

La pregunta es: ¿POR QUÉ MIENTE LA “CATÓLICA” POR EL DERECHO A DECIDIR? ¿O es ignorante de todo esto? Si lo ignora o desconoce, ¿por qué habla con tanta firmeza? ¿O le han dado un libreto para que lo repita?

En segundo lugar, la “limpiadora” de IPPF reconoce que ésta última les ha proporcionado fondos, pero tratando de minimizarlos, como si fueran solamente para hacer cursos y actividades “académicas”, etc. etc. Pero como la verdad se abre paso siempre, no puede dejar de reconocer que una institución británica que se dedica a promover el imperialismo internacional del aborto las subvenciona, ¿pero solamente para actividades “académicas”? Lo que no dice esta “católica” es que en el período 2010-2016 la IPPF le ha “regalado” a CDD la suma de u$s 1.018.273 (un millón dieciocho mil doscientos setenta y tres dólares USA)[4].

Podemos preguntarnos: ¿qué tan argentina puede ser una supuesta ONG que es subsidiada y subvencionada por una supuesta ONG británica, que tiene como objetivo hacer implantar la pena de muerte para bebés en el seno materno? ¿”Católicas por el Derecho a Decidir” no cumple el mismo triste papel de los cipayos en la India, trabajando para el Imperio Británico, a través de una supuesta ONG que, en realidad, es una organización para-gubernamental, ya que el 60-65% de su presupuesto anual se nutre de aportes gubernamentales? ¿No es contradictorio que haya argentinas y argentinos que promuevan políticas y objetivos de instituciones extranjeras? ¿Tienen derecho a participar en debates legislativos que hacen a la vida de la Nación, cuando en realidad cobran de instituciones imperialistas y de gobiernos imperialistas, a través de la IPPF, claramente para impulsar políticas que le interesan a esos países?

¿No saben estas “católicas” cordobesas que la IPPF recibe subsidios de, entre otros países, Australia, República Popular China, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Japón, Corea del Sur, Holanda, Noruega, Pakistán, Suecia, Nueva Zelanda, Suiza y el Reino Unido? ¿Desconocen o no se dan cuenta que se trata de un dispositivo al servicio de la promoción del aborto a escala mundial?

En tercer lugar, la “limpiadora” del buen nombre” de IPPF parece que tampoco sabe (¿o encubre y oculta?) que la IPPF no sólo promueve el aborto a escala mundial, sino que además lleva a cabo también el comercio de restos fetales humanos? No sabe u oculta que IPPF no sólo promueve el asesinato de bebés en el seno materno, sino que después de asesinarlos comercializa sus restos, trozándolos y vendiéndolos, tal como ha salido a la luz en Estados Unidos, aunque esta última actividad “comercial” está prohibida por las leyes estadounidenses.

A modo de prueba, se pueden ver los videos en la plataforma de Youtube, para quien quiera conocer bien de cerca las actividades caritativas de las oligarcas del país del Norte:

ü  https://www.youtube.com/watch?v=1hKhQynKI4M (Planned Parenthood, venta de órganos fetales);

ü  https://www.youtube.com/watch?v=ht37Y0GVkzw (Planned Parenthood, venta de órganos fetales, video 5);

ü  https://www.youtube.com/watch?v=3X_O5958-7w (Planned Parenthood, venta de órganos fetales, video 7);

ü  https://www.youtube.com/watch?v=CYGkdtHeU14 (Planned Parenthood, venta de órganos fetales, video 10);

ü  https://www.youtube.com/watch?v=Yn34Td1pHx8 (Planned Parenthood, venta de órganos fetales, video 11).

 

Si para la señora Bossio esto forma parte de la “seriedad” y “buen nombre” de la IPPF, haría bien en explicar qué parte de su “catolicismo” es compatible con la carnicería y comercio de restos fetales humanos.

En cuarto lugar, la “limpiadora” ha pretendido hacer creer al Parlamento argentino, y nos quiere hacer creer, que la IPPF vive humildemente de “muchos donantes anónimos” y “apoya la salud y el derecho de las mujeres”. Evidentemente, esta señora o sufre de esquizofrenia o actúa de muy mala fe, porque si algo caracteriza a esta internacional imperialista del aborto es que informa en detalle los supuestos donantes anónimos, además de los gobiernos nacionales de países desarrollados, e incluso de la China “comunista”.

En el año 2016, sobre un total de u$s 50.604.000 (50 millones 604 mil dólares) aportados por organismos multilaterales y otras instituciones, u$s 18.889.582 (18 millones 889 mil 582 dólares) fueron de aportantes anónimos, es decir el 27,42%.

Las instituciones “humildes” y de “escasos recursos” que aportaron el 72,58% restante fueron, entre otras, Bill & Melinda Gates Foundation, William & Flora Hewlett Foundation, David & Lucille Packard Foundation, la Comisión Europea, la Fundación Ford, John and Katherine T. MacArthur Foundation, John Hopkins University, Open Society Foundations (George Soros), Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, Organización Mundial de la Salud, etc[5].

En síntesis: estamos en presencia de “católicas argentinas” que reciben subsidios y subvenciones de una institución británica imperialista, promotora de políticas culturales como instrumentos de dominación cultural y ejecutora de acciones que aplican la pena de muerte sobre los seres humanos más inocentes e indefensos de todos. No sólo trabajan al servicio de esos objetivos imperialistas británicos, cobran por ello y pretenden hacer creer que eso es “progreso democrático”.

En sus comienzos, el Imperio Británico utilizaba sus propios ejércitos para llevar a cabo sus conquistas territoriales. Posteriormente, como en el caso de la India, utilizó ejércitos nativos (cipayos) para someter a los habitantes de un país. En países como Argentina, se ocupó de promover dirigentes políticos nativos para que mantuvieran el estatus de colonia británica de los países ocupados “pacíficamente”. Ahora, promueven organizaciones “no gubernamentales” como la que nos ocupa para ejecutar la estrategia de la dominación cultural, más efectiva, más disimulada y menos sangrienta que la dominación militar.

Pero por más cultural y educada que pretenda ser, siempre se termina derramando sangre inocente. En este caso, la de los niños en el seno materno, antes que nazcan. Les guste o no a las “católicas progresistas”, son claras protagonistas de las nuevas Invasiones Inglesas, versión siglo XXI, tan protagonistas como la oligarquía “argentina” en los siglos XIX y XX.

[1] Código Civil y Comercial de la Nación, Libro Primero “Persona humana”, Capítulo 1 “Comienzo de la existencia”, artículo 19.

[2] Parte 1, Capítulo 1, Art.1 inc. 2; Art. 3; Art. 4, inc. 1 (Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente), inc. 3 (no se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido), inc. 5 (No se impondrá la pena de muerte a las personas que, en el momento de la comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez).

[3] Todas estas citas están tomadas de las respectivas páginas de la Financial Statements 2016, publicada por IPPF en mayo de 2017, con domicilio en 4 Newhams Row, London London SE1 3UZ, United Kingdom.

[4] Folleto titulado Global Safe Abortion Fund, “What is the Global Safe Abortion Fund”, p. 1.

[5] Ibidem, p. 3.

[6] En el mismo lapso, la IPPF le ha “regalado” a otra institución “argentina”, FUSA, la suma de u$s 3.112.260

[7] IPPF, Financial Statements 2016, p. 33.

 

¿ROCKEFELLER SENTADO EN LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO?

Carta Abierta a MONSEÑOR MARCELO SÁNCHEZ SORONDO

 

 

Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo

Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias

Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales

 

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Estimado monseñor:

Gracias a las enseñanzas e influencia de monseñor Michel Schooyans, desde el año 1997 me he estado ocupando de la defensa de la vida humana, sobre todo a partir del momento de la concepción. En particular, me he dedicado a desentrañar el contexto y el trasfondo político que hay detrás de las campañas sistemáticas y constantes contra la creación divina, y en especial contra los seres humanos que vienen al mundo y son condenados a morir sin poder llegar a ver la luz nunca jamás.

A lo largo de mi militancia política he trabajado en particular sobre esta temática, tan cara a la vida de los pueblos. Es por eso que me permito dirigirle estas líneas, porque he visto con gran asombro, estupor e indignación, que las Pontificias Academias de las que usted es Canciller han organizado para los días 27 de febrero-1 de marzo del corriente año un “Taller” sobre la Extinción Biológica, y que entre los expositores se cuenta uno en particular que es un paradigmático representante de los enemigos de la raza humana, en nombre del dios dinero que tanto condena el papa Francisco.

Es digno y encomiable que ambos institutos lleven a cabo una actividad sobre este tema que le compete a la Iglesia en su labor misionera, en cuanto uno de sus compromisos primordiales es el de hacerse cargo y custodiar la creación divina, junto con su misión fundamental de anunciar el Evangelio.

También es digno y encomiable que se lleve a cabo esta actividad, con el rigor y la seriedad científicos que suele ser habitual en ambas Academias, dado el excelente nivel intelectual y humano de sus miembros, que honran la labor tan importante y delicada que el Santo Padre san Juan Pablo II definió como “pastoral de la inteligencia”.

bongaarts-john2En este contexto, lo que asombra e indigna es que haya sido invitado como expositor el señor John Bongaarts, vice-presidente el Population Council, entidad fundada en el año 1952 por John Davison Rockefeller III, con el objetivo de desarrollar planes y programas a nivel mundial para llevar a cabo el control del crecimiento poblacional o el control de la natalidad.

Usted, monseñor, no puede ignorar que este señor está trabajando desde el año 1973 en la institución mencionada, ocupándose del impulso demográfico, de los determinantes de la fertilidad, del impacto de los programas de planificación familiar, las relaciones entre población y medio ambiente, etc. Usted no puede ignorar que los intereses de este señor están orientados fundamentalmente hacia el problema de la fertilidad y del impulso demográfico, para controlarlos y reducir el crecimiento poblacional global. Usted no puede ignorar que para “compensar el impulso de la población”, el señor Bongaarts recomienda “dar pasos para incrementar la edad en la que las mujeres tengan su primer hijo, mediante la inversión en educación para las niñas adolescentes”.

sanchez-sorondo-marceloUsted, monseñor, no puede ignorar estos datos, porque están presentes en la página oficial del Population Council: http://www.popcouncil.org/research/expert/john-bongaarts. Tampoco puede ignorar que hace poco tiempo, el 24 de febrero de 2016, el señor Bongaarts ha declarado con toda liviandad que el crecimiento demográfico es perjudicial para la humanidad, ya que “el potencial agregado de 4 mil millones de personas [hacia el año 2100] en las regiones más pobres del planeta es un obstáculo al desarrollo y dificulta que podamos ser optimista sobre su futuro. El rápido crecimiento poblacional, con su correspondiente consumo y derroche, tiene efectos adversos generalizados en las sociedades y en los ecosistemas mundiales. Muchos países estarían mejor con un crecimiento poblacional más bajo y con índices de nacimiento menores”. Para este “simpático” personaje, las economías de los “tigres asiáticos”, incluyendo a Corea del Sur y Taiwan, “en recientes décadas han visto rápidos incrementos per capita cuando declinaron los índices de natalidad” (http://www.popcouncil.org/news/development-slow-down-population-growth y en http://www.nature.com/news/development-slow-down-population-growth-1.19415).

Como puede apreciar, estimado monseñor, este señor sostiene que para dejar de ser pobres, los pueblos deben dejar de tener hijos. Al nivel en que se mueve, este “intelectual” no puede ignorar los informes del Credit Suisse y de la ong Oxfam, que muestran que desde el año 2000 en adelante, la concentración de la riqueza a nivel global ha sido tan violenta y brutal, que ha llegado a un nivel en el que 8 personas en el mundo tienen la misma cantidad de riqueza que las 3.500 millones de personas más pobres; que desde el 2015 el 1% más rico de la población mundial obtuvo más riqueza que el resto del planeta; que entre los años 1988 y 2011 los ingresos del 10% más pobre de la población mundial aumentó menos de 3 dólares por año, mientras que los ingresos del 1% más rico del planeta aumentaron 182 veces (OXFAM BRIEFING PAPER – SUMMARY JANUARY 2017, “An Economy for the 99%”, p. 2 y Credit Suisse, Global Wealth Databook 2016). En otras palabras: si hay pobreza y miseria generalizadas en el mundo, no es porque los pobres tengan hijos, sino porque un grupo minúsculo de personas (del que el señor Bongaarts forma parte) concentran para sí toda la riqueza.

Con este razonamiento del que hace gala, el señor Bongaarts muestra tener una mentalidad troglodita, reaccionaria en grado sumo. Afirmar que la pobreza en el mundo está causada por los hijos que tienen los pueblos es de un cinismo brutal. En el fondo, este personaje es simplemente un vocero del poder financiero anglosajón, parasitario, especulativo y depredador, cobra por ello. Lo que no se puede admitir es que un personaje de esta calaña acceda a ocupar un sitial en un encuentro o jornada organizada por la Santa Sede y que se le dé reconocimiento académico. Que alguien de esta calaña acceda a este privilegio es como pisotear la tumba de San Pedro y de tantos mártires y santos que han dado su vida por el Evangelio de Jesucristo y están enterrados en el Vaticano.

Es incomprensible e inadmisible que este vocero servil del imperialismo internacional del dinero dé cátedra sobre población ante las tumbas de Pablo VI y san Juan Pablo II, que tanto bregaron en contra de la mentalidad de personajes como el que nos ocupa. Sin temor a equivocarme, y con todo respeto, monseñor, me atrevo a asegurarle que darle lugar académico en el Vaticano al señor Bongaarts es insultar la memoria de tan magnos pontífices, y en el fondo, es denigrar el Evangelio que profesamos.

 

Pero el problema no es la personalidad individual del invitado, sino la organización que representa y de la cual es vocero y miembro activo desde hace décadas. Usted, monseñor, no puede ignorar que el Population Council, fundado en 1952 por John Davison Rockefeller III, es una de las instituciones pioneras en diseñar y llevar a cabo lo que san Juan Pablo II definió como el “holocausto demográfico planetario”, es decir, el asesinato anual a lo largo del mundo de millones de seres humanos en el vientre materno.

¿Acaso ignora usted, monseñor, que el “señor” Rockefeller III definió en 1966 al crecimiento poblacional no controlado como el “elemento” que ponía en peligro la paz mundial, y que a partir de entonces convirtió su proyecto corporativo privado de controlar la natalidad a nivel global en un problema de Estado, al asociar a 30 dirigentes políticos de varios países del mundo, entre ellos al mariscal Josef Broz (Tito), de Yugoslavia?

¿Acaso ignora usted que en el año 1969 este mismo personaje convirtió su proyecto corporativo privado antinatalista en problema que debía abordar la misma Organización de las Naciones Unidas?

¿Ignora usted que John Davison Rockefeller III definió como “derecho humano básico” la “decisión de cada individuo y de cada pareja respecto a la cantidad de hijos y el espaciamiento entre ellos”, desplazando el derecho a la vida como derecho humano básico?

¿No sabe usted que el 19 de julio de 1969 el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, dirigió al Congreso de los Estados Unidos un Mensaje especial sobre problemas del crecimiento poblacional, en el que sostenía que el crecimiento es uno de los temas más importantes que enfrentaba Estados Unidos, y que «sólo puede ser resuelto si hay un gran pacto de planificación anticipada»?

¿No sabe usted que en este Mensaje el sr. Richard Nixon decía que el excesivo crecimiento poblacional en los países en desarrollo perjudicaba el desarrollo económico y empeoraba la calidad de vida? Como podrá usted apreciar o evaluar, para el autor del «Watergate» la pobreza no radica en la injusticia social, sino en la cantidad de personas que habitan en el mundo «subdesarrollado». Según él, la pobreza y la ignorancia dificultaban a las familias pobres disminuir el número de hijos.

¿No sabe usted que el sr. Nixon afirmó en ese entonces que había pedido al Secretario de Estado y al Administrador de la Agencia para el Desarrollo Internacional «dar a la planificación poblacional y familiar suprema prioridad», porque «los elevados índices de crecimiento poblacional “deteriora los derechos individuales, perturba las metas nacionales y amenaza la estabilidad internacional”»? En otras palabras: asumiendo la ideología antinatalista de John Davison Rockefeller III, el señor Nixon afirmaba que el crecimiento poblacional de los pobres es una amenaza para la paz mundial. Pero la solución propuesta no era combatir la pobreza, sino eliminar niños pobres.

¿No sabe usted que en esa oportunidad el «ético» presidente norteamericano se preguntaba de qué modo se podía ayudar a las familias americanas «a no tener más hijos que los que desean»? ¿No sabe usted que «don Ricky» sostenía en ese entonces que «el parto no querido o inoportuno es uno de los motivos que están llevando a muchas familias a la pobreza o a mantenerlos en esa condición»? De nuevo habla el mensaje troglodita pre-cavernícola: los hijos causan y mantienen la pobreza de los padres, no los salarios miserables que los ultramillonarios “pagan” a los que trabajan.

Ya se imaginará usted cuál es la solución que proponía don Nixon: la creación de una Comisión sobre crecimiento poblacional y el futuro americano, la que entre sus objetivos debía determinar los recursos en el sector público de la economía que se requerirían para tratar el crecimiento anticipado de la población. De nuevo la vieja película de las oligarquías: recursos del Estado al servicio de sus objetivos estratégicos y geopolíticos.

De regalo, otro sofisma más del responsable del caso Watergate: «mi punto de vista es que a ninguna mujer americana se le debe negar acceso a los servicios de planificación familiar a causa de su situación económica». Es decir, servicios de planificación familiar gratuitos para los pobres, de acuerdo con la voluntad del presidente norteamericano. Como podrá usted apreciar, el entonces presidente estadounidense impulsaba el proyecto genocida del clan Rockefeller, el verdadero poder que gobernaba y gobierna en Estados Unidos.

¿Ignora usted, monseñor, que el 16 de marzo de 1970 el presidente Nixon firmó la ley que instituía la creación de una Comisión sobre crecimiento poblacional y el futuro estadounidense, aprobada por ambas Cámaras del Congreso americano, con lo cual el objetivo estratégico del clan Rockefeller de controlar el crecimiento de la población mundial se convirtió en política de Estado del gobierno estadounidense? ¿Ignora usted que fue puesto al frente de esta Comisión el ya mencionado John Davidson Rockefeller III, como presidente de la misma, al ser «la persona más íntima y ampliamente identificada con este problema», según palabras del mismo Nixon?

Maravilla la perversidad de esta astucia con rasgos diabólicos: una corporación privada traslada al Estado su problema, el cual se convierte en problema de Estado, y además el dueño de la corporación es puesto al frente del organismo estatal que se ocupará del problema. Este fervoroso plutócrata tan preocupado por el crecimiento poblacional de los pobres propondrá a través de la mencionada Comisión, entre otras cosas, convertir el crecimiento poblacional en un problema educativo, educación sexual disponible para todos, deslegitimar los matrimonios legales, que los Estados eliminen las restricciones e inhibiciones legales existentes que impiden el acceso a información, procedimientos y elementos anticonceptivos, legitimar y estatuir estos últimos, que los Estados adopten legislaciones positivas que permita a los menores recibir información y servicios contraceptivos y profilácticos en ámbitos apropiados sensibles a sus necesidades y preocupaciones, que se remuevan las restricciones legales existentes que impiden el acceso a la esterilización anticonceptiva voluntaria, que se liberen las restricciones legales al aborto para que éste último sea ejecutado a petición, que los gobiernos federales y locales proporcionen fondos para respaldar los servicios de aborto, QUE EL ABORTO SEA ESPECÍFICAMENTE INCLUIDO EN LOS BENEFICIOS GENERALES DE LOS SEGUROS DE SALUD, TANTO PÚBLICOS COMO PRIVADOS. En síntesis: aborto a petición (incluye el «embarazo no deseado»), financiado con fondos públicos y protegido por los Seguros sociales.

¿Ignora usted que “cumpliendo” estas directivas del presidente estadounidense, el señor John Davison Rockefeller III afirmó en 1972 que como principio ético que “sólo deben venir al mundo los hijos deseados o queridos”? ¿Qué el aborto –matar a un ser humano en el seno materno- no es un problema moral ni una cuestión judicial, sino simplemente una “cuestión sanitaria” que sólo compete a la mujer que desea abortar y a su médico”, desplazando al padre de la creatura gestada?

¿Ignora usted que fue este mismo señor quien en 1973 definió al aborto como “el derecho de cada mujer de determinar su propia fertilidad”?

¿Ignora usted, monseñor, que a pedido del presidente Nixon, el Consejo de Seguridad Nacional, el famoso Henry Kissinger, presentó el 24 de abril de 1974 el Memorando Estudio de Seguridad Nacional 200, sobre las «Implicancias del crecimiento poblacional mundial para la seguridad de Estados Unidos y sus intereses de ultramar». Este estudio estaba enfocado sobre las consecuencias internacionales políticas y económicas del crecimiento demográfico, por eso debía determinar, entre otras cosas, la probabilidad que este crecimiento produjera «políticas extranjeras perturbadoras e inestabilidad internacional». Como se puede apreciar, el crecimiento poblacional mundial constituye a partir de entonces UN PROBLEMA… DE SEGURIDAD NACIONAL ¡PARA LOS ESTADOS UNIDOS!

Para este servidor del poder plutocrático mundial, la reducción de las tasas de natalidad en los países en desarrollo «tendrán ventajas en el corto plazo, al disminuir la demanda de alimentación, salud, educación y otros servicios», para «incrementar la capacidad para contribuir a inversiones productivas, por lo tanto acelerando el desarrollo». Brutalmente dicho: menos gastos en salud, alimentación y educación para crecer económicamente, bajando la cantidad de nacimientos.

Llama la atención esta insistencia en la ecuación menos pobres = mayor desarrollo, pero en realidad esto le servía a sir Henry Kissinger para encubrir el problema que le preocupaba: al analizar los Efectos políticos de los factores de población, sostenía que las consecuencias políticas de estos factores «son dañinas para la estabilidad interna y las relaciones internacionales de países en cuyo progreso está interesado Estados Unidos», porque crean «problemas políticos e incluso de seguridad nacional para Estados Unidos», es decir, los pobres pueden convertirse en una fuerza volátil y violenta que amenace la estabilidad política.

¿Cuál es el argumento esencial que fundamenta y sostiene todo este razonamiento? Indicar y enfatizar el derecho de los individuos y parejas a determinar libre y responsablemente el número y espaciamiento de sus hijos. Es decir, el señor Kissinger invocó el derecho inventado por John D. Rockefeller III… para proteger la seguridad nacional de Estados Unidos y sus intereses en todo el mundo.

¿Ignora usted, monseñor, que el presidente Gerald Ford rubricó el 26 de noviembre de 1975 este informe del Dr. K., como Memorando Decisión de Seguridad Nacional 314, ratificando que «el liderazgo de los Estados Unidos es esencial para combatir el crecimiento poblacional […] y para promover la seguridad de los Estados Unidos y sus intereses de ultramar». Es claro y evidente entonces que ya en 1974 Estados Unidos declaró una guerra contra los pueblos pobres del mundo, para proteger su seguridad nacional y sus intereses de ultramar. Para librar esta guerra, el señor Ford formuló como estrategia básica de los Estados Unidos:

  1. «trabajar de cerca con otros, en vez de imponer su punto de vista», es decir, buscar cipayos que promuevan su proyecto de seguridad nacional;
  2. «enfatizar la relación entre una reducción del crecimiento poblacional y las ganancias económicas y sociales resultantes para las naciones más pobres», es decir, convencer que los culpables de la pobreza son los hijos;
  3. «reconocer la dignidad básica del individuo y su derecho para escoger libremente sus objetivos familiares y las alternativas de planificación familiar», es decir, establecer como axioma y dogma el principio formulado por John Rockefeller III que los padres son propietarios de la vida de los hijos, es decir, instituir la ley del más fuerte.

 

¿No sabe usted, monseñor, que toda esta ideología antinatalista y el control de la natalidad llevado a cabo a nivel global constituye la razón de ser del Population Council, como institución pionera responsable del holocausto demográfico llevado a cabo en las últimas décadas?

¿No sabe usted, monseñor, que se pretendió darle estatus oficial internacional a esta ideología antinatalista, a través de las Naciones Unidas, en las Conferencias sobre Población y Desarrollo (El Cairo 1994), sobre la Mujer (Pekín 1995) y Hábitat (Estambul 1996).

El Population Council, con su fundador John Davison Rockefeller III, ha sido una de las instituciones-madre de toda esta política criminal, propulsora del asesinato masivo de seres humanos en el vientre materno. El señor John Boongarts, empleado del Population Council ha sido uno de los principales funcionarios impulsores de esta política antinatalista global.

Contra este proyecto criminal se enfrentaron Pablo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Con su actitud tolerante hacia esta organización criminal y hacia uno de sus más encumbrados voceros, usted le da estatus vaticano y eclesial a esta política homicida y criminal, que sólo pretende darle paz y seguridad a la oligarquía plutocrática internacional que se está robando el mundo en provecho propio.

Por un lado el papa Francisco condena al sistema económico actual impuesto en el mundo y que sólo siembra hambre y muerte para la mayor parte de la población mundial, y además llama a combatir sus efectos deshumanizadores. Pero por otro lado usted invita a los voceros de ese mismo poder económico inhumano a “dar cátedra” sobre los problemas que afronta la población mundial actual. Para ello usted convoca a uno de los principales responsables de la extinción masiva de seres humanos en las últimas décadas. Con todo respeto, monseñor, en el fondo esto resulta ser una actitud esquizofrénica de la Santa Sede: criticar por un lado las desigualdades e injusticias económicas, y por otro lado darle autoridad a los socios y responsables de esas desigualdades y del genocidio que las acompañan.

Estimado monseñor: para tratar las cuestiones referidas al narcotráfico y al consumo de estupefacientes, a usted no se le ocurrió invitar a los jefes del Cartel de Sinaloa para que dieran cátedra en el Vaticano. Pero para afrontar el problema de las amenazas a la vida natural y a la vida humana usted convoca a uno de los principales ideólogos de la política criminal implementada en las últimas décadas. ¿Cómo se entiende? Más que una pastoral de la misericordia, ¿no parece que estaríamos en presencia de una pastoral de la esquizofrenia o de una pastoral de la hipocresía? ¿Qué tiene que ver el genocidio implementado por el clan Rockefeller en estas últimas décadas con el mensaje de Jesucristo? ¿Con qué derecho el señor Bongaarts y el Population Council van a transmitir su mensaje de muerte en el seno de la Iglesia de Cristo? ¿A nombre de qué?

Los evangelios sinópticos nos muestran que Jesucristo sólo “dialogó” con el tentador para resistir sus embates. San Agustín enseña que el Señor se dejó tentar por Satanás para mostrarnos y enseñarnos cómo se le resiste. Si somos fieles seguidores de Jesucristo, no podemos pretender ser superiores a él y invitar a dialogar a aquéllos que son transmisores de un mensaje diabólico, como es el de justificar el asesinato de seres humanos por el hecho que no se desea su existencia, poniéndose en el lugar de Dios.

En última instancia, monseñor, la Iglesia de Cristo no merece que ingresen en ella los enemigos de la raza humana para transmitir su mensaje de muerte contra los seres humanos más inocentes e indefensos de todos. En última instancia, ¿no es una actitud esquizofrénica pretender una “Iglesia pobre para los pobres” y al mismo tiempo pretender que dé cátedra en ella quien representa al poder financiero internacional y su proyecto diabólico de asesinar a voluntad a millones de seres humanos?

Estimado monseñor, da toda la impresión que los esfuerzos del papa Francisco de impulsar la dignificación de los pueblos y la extirpación de las injusticias que padecen van a contramano de la política tolerante que usted impulsa, acogiendo y sentando en la cátedra de Pedro a los responsables del terrible y abominable holocausto implementado por los ricos del mundo, para gozar en paz de las riquezas que le han robado a los pueblos y naciones del mundo a lo largo de todos estos años, y que sus mismos organismos ponen a la vista de todos en los informes que hemos mencionado.

En pocas palabras: NO SE PUEDE HACER SENTAR EN LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO A LA FAMILIA ROCKEFELLER Y SUS SECUACES.

 

Lo saludo atte., y quedo a su entera disposición.

 

José Arturo Quarracino

ESQUIZOFRENIA FEMINISTA y el GENOCIDIO ROCKEFELLER

Días pasados las mujeres argentinas se expresaron condenando la ola de violencia mortal que hoy agobia al conjunto de la sociedad argentina, a través de la consigna “Ni una menos”. Pero extrañamente, en medio de esa manifestación y reclamo justos, grupos feministas y progresistas introdujeron el reclamo del “aborto legal, seguro y gratuito”, reflejando una clarísima actitud de esquizofrenia moral y política: por un lado, protestan contra la muerte de las mujeres y por otro lado exigen la aplicación de la pena de muerte contra mujeres y varones en el seno materno, contra seres humanos que son absolutamente inocentes e indefensos.

Siguiendo con su actitud esquizofrénica, estos grupos justificadores del aborto como derecho se reivindican generalmente como progresistas, latinoamericanistas e indigenistas, pero su discurso es una repetición literal en español de los argumentos antinatalistas de la feroz y cruel plutocracia angloamericana que domina el mundo, de la cual el clan Rockefeller ha sido su vocero y operador político por excelencia. Se jactan de ser “indigenistas y latinoamericanos”, pero su lengua materna es el inglés.

Suponen estas abortistas que la despenalización del aborto y su legalización –aunque se trate de un crimen- permite brindar «servicios de aborto seguro» a quienes desean eliminar a los hijos gestados y todavía presentes en el vientre materno. Dicen que la penalización del aborto hace que las mujeres de escasos recursos acudan a prácticas clandestinas e ilegales que ponen en riesgo su vida y en algunos casos termina con el fallecimiento de la mujer abortante. Según quienes “enarbolan” este argumento, la penalización del aborto no afecta a las mujeres que cuentan con recursos para pagar un aborto en clínicas privadas, donde aparentemente abortan “en forma segura”. Por eso deducen que como las mujeres pudientes violan la ley, hay que permitirles a las mujeres pobres que obren igual que las mujeres ricas, pero sólo en este caso en particular de matar a sus hijos en el vientre materno.

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Se presumen «progresistas», pero esta argumentación “progre” es una repetición textual de la que ya ha hecho en 1972 John Davison Rockefeller III, al afirmar dogmáticamente que «cuando el aborto es prohibido, las mujeres recurren a abortos ilegales para prevenir nacimientos indeseados. Abortos médicamente seguros han estado siempre a disposición de las mujeres ricas, para las que pueden afrontar los elevados costos de doctores y viajes al extranjero; pero la mujer pobre se ha visto obligada a arriesgar su vida y salud con remedios caseros y practicantes con mala fama»[1]. Además de su matriz oligarca y plutocrática, es evidente que este pensamiento adolece de un grave defecto de irracionalidad jurídica y política, en cuanto sostiene que una ley es inútil o no sirve… porque los pudientes o ricos la violan e incumplen (???). Curiosa reivindicación que hacen los progresistas no sólo del “derecho” de los ricos de violar la ley y no ser castigados por ello, sino que además le conceden a los pobres el mismo “derecho”.

Estas progresistas “latinoamericanas” no tienen problemas en coincidir en forma total y absoluta con los dueños del capitalismo internacional, genocida y depredador. Repiten sus mismos argumentos en clave “revolucionaria”: «[…] la anticoncepción es el método de elección para prevenir un nacimiento no deseado. Creemos que el aborto no debe ser considerado un sustituto para el control de la natalidad, sino más bien como un elemento en un sistema general de cuidado de la salud materno-infantil»[2]. Clarísimo: el aborto no es considerado un crimen ni asesinato, sino un “problema de salud pública”. Lo mismo repiten desde hace tiempo los y las progresistas, al igual que muchos liberales.

Esto se complementa con otros argumentos siempre citados por el progresismo izquierdoso y que se articulan con el argumento anterior: “[…] las mujeres deben tener la libertad de determinar su propia fertilidad, la cuestión del aborto debe ser dejado a la conciencia de la mujer involucrada, en consulta con su médico, […] los Estados deben ser alentados a aprobar estatutos objetivos que creen un marco claro y positivo para la práctica del aborto a petición”[3]. Es decir:

  1. a) el aborto es una decisión libre de la mujer
  2. b) el aborto es una cuestión que sólo involucra a la mujer y al médico (desaparición de los esposos y padres)
  3. c) el Estado es garante de la ejecución de ese “derecho”.

Llamativamente, esta concepción antinatalista y abortista de los imperialistas yanquis es la misma que repiten en español los “progres”: Aborto como derecho y acto libre – Involucra solamente a la mujer y a un médico – Estado garante del ejercicio de ese “derecho”.

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“Nuestras” feministas dicen que el aborto es un derecho. Creen que dicen una novedad, pero quien ha inventado este derecho no ha sido la ONU, ni tampoco ha sido consagrado en ningún tratado internacional. El que inventó que el aborto es un derecho ha sido el yanqui John Davison Rockefeller III en 1973, al afirmar que “el aborto es el derecho que tiene la mujer para determinar su fertilidad”[4]. ¿Sobre qué principio se funda este derecho? Según Rockefeller, en el principio ético básico [inventado por él] que afirma que “sólo se traen al mundo los hijos deseados”[5]. Según este siniestro personaje, existe el “derecho” de eliminar al hijo no deseado. Lo mismo piensan las progresistas antiimperialistas, porque en realidad son feministas que repiten los argumentos de un macho yanqui. Son antiimperialistas que le dan estatus democrático al ideario genocida del imperialismo angloamericano.

Paradójica o esquizofrénicamente, las feministas reclaman contra la violencia, pero al mismo tiempo hacen apología de la pena de muerte contra los nascituros, impulsada por el imperialista Rockefeller.

[1] Rockefeller Commission Report, Population and the American Future, Chapter 11: «[…] when abortion is prohibited, women resort to illegal abortions to prevent unwanted births. Medically safe abortions have always been available to the wealthy, to those who could afford the high costs of physicians and trips abroad; but the poor woman has been forced to risk her life and health with folk remedies and disreputable practitioners».

[2] Rockefeller Commission Report, Op. cit., ibidem: «[…] contraception is the method of choice for preventing an unwanted birth. We believe that abortion should not be considered a substitute for birth control, but rather as one element in a comprehensive system of maternal and infant health care. For many, the very need for abortion is evidence of a social and personal failure in the provision and use of birth control».

[3] Rockefeller Commission Report, Op. cit., ibidem: «women should be free to determine their own fertility, that the matter of abortion should be left to the conscience of the individual concerned, in consultation with her physician, and that states should be encouraged to enact affirmative statutes creating a clear and positive framework for the practice of abortion on request».

[4] John Davison Rockefeller III, The Second American Revolution. Some personal observations, Harper & Row, Publishers, New York 1973, p. 64: the abortion is «a woman’s right to determine her own fertility».

[5] Rockefeller Commission Report, Population and the American Future, Chapter 11: «only wanted children are brought into the world».

Dr. Jérôme Lejeune: “Si el mensaje es un mensaje humano, el ser es un ser humano”

El siguiente artículo es el testimonio que dio el Profesor Jerome Lejeune ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA) el 7 de junio de 1990. El Dr. Lejeune, ya difunto, fue profesor de Genética fundamental de la Universidad de Paris y director de la Clínica genética del Hospital Pediátrico de París. El Dr. Lejeune también fue el descubridor de la causa del Síndrome de Down.
Lejeune JeromeEl testimonio fue publicado en la revista All About Issues, Vol. No. 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League, P.O. Box 1350, Stafford, VA. 22554, U.S.A., y traducido por el Dr. Armando Cifuentes Ramírez, Cali, Colombia.
Esta versión en español fue publicado en http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/284/705/articulo.php?id=4438)

Señor Presidente:
Es interesante constatar que las ciencias naturales y las ciencias jurídicas hablan, básicamente, el mismo lenguaje. Antes de que se pueda proclamar una Constitución se tiene que definir cuidadosamente cada una de sus condiciones. Y luego se tiene que votar para promulgarla. La Constitución natural del ser humano también tiene que ser definida cuidadosamente en todas sus características.
A estas características las llamamos GENES que son transportados por los cromosomas. También hay un proceso de votación que es la fecundación.
Solamente uno entre aproximadamente mil millones de espermatozoides será el escogido para producir el nuevo conjunto de información.
imagesCAIPF69CUna vez que la cabeza del espermatozoide ha traspasado la zona pelúcida (una especie de bolsa plástica que protege la vida del nuevo ser), llega el momento en que su Constitución humana es puesta a votación y promulgada.
El fallo del Tribunal Supremo “Roe V. Wade”(1) afirmó que, puesto que desconocíamos el momento en que empieza la vida humana, somos libres para decidir tal o cual cosa. Desde entonces han transcurrido diez y siete años y la ciencia ha hecho un progreso vertiginoso. Quiero decirle cuánto mucho más conocemos hoy sobre el comienzo de la persona humana, de lo que sabíamos hace 17 años.
La vida tiene una historia muy, muy larga. Ha sido transmitida desde hace milenios en el género humano. Pero cada uno de nosotros tiene un momento de iniciación preciso, que es aquel en el cual toda la información genética, necesaria y suficiente, se reúne dentro de una célula, el óvulo fertilizado, y este momento es el momento de la fecundación. No existe la más mínima duda sobre esto.
Sabemos que esta información está escrita en una especie de cinta que llamamos DNA (acido desoxirribo nucleico). Es una molécula larga en la que, por medio de un código específico, están definidas todas las características de la futura persona.
La cinta que está dentro del espermatozoide mide exactamente un metro de longitud, dividida en 23 pedacitos o cromosomas, y hay otra cinta de un metro dentro del óvulo; de manera que podemos decir que al principio de nuestra vida tenemos dos metros de cinta, en los cuales todo está codificado. Como una ayuda para entender cómo son de diminutas estas dos tablas de la ley de la vida, tengamos presente que la molécula de un metro de largo se enrosca tan apretadamente que cabe fácilmente en la punta de un alfiler. La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente reducido. Cuando se emitió el fallo “Roe V. Wade” sabíamos que la información se hallaba dentro de la primera célula, pero nadie podía leerla, y nadie era capaz de anticipar su modo de manifestarse para que al final la información llegara a ser alguien vivo que nos dijera: “Soy un ser humano”.
Hoy sabemos que la vida es muy parecida a lo que sucede con una cinta magnética en la que se ha grabado música. En la cinta misma no hay notas. En la grabadora no hay músicos ni instrumentos. No obstante, debido a que la información ha sido codificada en el momento en que era recibida por un micrófono y luego transmitida a la cinta, el tocacintas puede leer dicha información, dar impulso a los altoparlantes, y así, lo que se reproduce no son los músicos ni las notas de la partitura, lo que se transmite, si usted está escuchando “la pequeña serenata”, es el genio de Mozart.
Exactamente de la misma manera se ejecuta la sinfonía de la vida. Está escrita mediante un código muy especial en la molécula de DNA, y la primera célula es la primera parte del tocacintas magnético, que descifra el código y toca vida humana. Si la información que está dentro de la grabadora-esa primera célula-es información humana, entonces este ser es un ser humano. Sabemos que inicialmente hay un mensaje, y si este mensaje se deletrea al estilo humano, forma lo que es un ser humano. Comprendemos que la materia es solo materia. Pero la materia puede estar animada por determinada información que le da forma y permite la construcción de un nuevo ser. Ahora, dependiendo de si uno es un melómano o un aficionado, reconocerá más pronto o más tarde, que en el tocacintas se ha puesto un cassette de “la pequeña serenata”. Si usted es un melómano de verdad, al segundo compás reconocerá la música. Si es un aficionado necesitará escuchar toda la cinta antes de decir: “Ahora sé que se trata de la pequeña serenata”. La ventaja de la genética es que la ciencia es devota de la vida: nos damos cuenta de que se trata de la vida tan pronto se ejecutan los primeros compases.
Este punto de vista acerca de los datos informativos no es una mera ilusión, ni es una hipótesis metafísica. Es pura ciencia. Quienes no quieren aceptar sus implicaciones dicen a menudo que la vida es simplemente un dinamismo, un movimiento continuo. Hoy en día, lamentablemente, se congelan embriones humanos.
A medida que baja la temperatura, el tiempo se detiene; y cuando se alcanzan temperaturas muy bajas, el tiempo se suspende. Pero los seres humanos que han sido congelados no están muertos; recobrarán su propia autonomía y empezarán a ser ellos mismos otra vez.
Así que sabemos que se ha interrumpido la dinámica, el movimiento; pero si no se ha destruido la información, la vida puede volver a comenzar. Hace 17 años no se podía decir nada acerca del contenido de la primera célula. Si se buscaba en su interior el mensaje genético que estaba codificado, se mataba a esa célula. Sucedía lo mismo con el embrión muy joven. Porque era imposible examinar el embrión de un día, de dos días o de una semana de edad y ver si tenía tal o cual característica, sin destruirlo, debido a la rudeza de la técnica.
Ahora tenemos un extraordinario descubrimiento, hecho hace cuatro años y que se utiliza en los laboratorios desde hace dos años. De un embrión de tres días que tiene de cuatro a ocho células, se extrae, en forma muy cuidadosa, una de esas células perforando la zona pelúcida, sacando la célula y volviendo a cerrar el diminuto orificio. Entonces, de la célula, con una nueva técnica llamada PCR o “polimerización en cadena” se reproduce el DNA de esa célula única y se llega a tener suficiente cantidad de tal DNA para analizarlo. Con la técnica en referencia se reproducen millones de copias de la molécula inicial del DNA en 24 horas. Es casi como un milagro porque funciona más rápido que la misma vida, pero utilizando los mismos procedimientos, esto es, una enzima especial en un ciclo especial tal como sucede en la naturaleza(2).
Hace menos de tres meses Monk y Holding publicaron en Inglaterra que, en su trabajo con embriones humanos producidos in vitro, habían podido extraer células de esos embriones, polimerizar el correspondiente DNA, examinarlo con determinado procedimiento y determinar si esos embriones incipientes eran masculinos o femeninos(3). Así, aún en un embrión de una semana de edad, con éstas nuevas técnicas podemos decir: “es un hombre ” o ” es una mujer”.
Va más allá de lo imaginable que los abogados, al conocer de repente que este embrión de una semana es un muchacho o una chica, no quisieran reconocer al mismo tiempo que es una persona humana.
Un segundo descubrimiento que cambió nuestra manera de considerar la composición genética humana en los últimos dos años fue hecho por Jeffries, otro colega inglés. Jeffries es un prominente especialista en DNA quien súbitamente tuvo la ingeniosa idea de que existían largos trechos del mensaje genético destinados únicamente a dar regularidad a las células. Por tal función específica podían resistir muchos cambios pequeños sin peligro para lo individual. Así cada uno de nosotros tiene, en la porción reguladora de nuestro sistema genético, un orden muy específico de los genes, todos los cuales son normales. Al tomar una célula y utilizar la polimerización en cadena, Jeffries pudo hacer muchas copias de esta parte del mensaje y trazar la información de una manera nueva.
Es muy interesante como aparece el resultado. El DNA específico de cada persona, al terminar de usar todo el procedimiento técnico, parece un conjunto de rayas de distinto ancho y colocadas a diferentes distancias, que conforman un patrón propio para cada ser humano. Se parece mucho al código de barras que nos encontramos en los productos del supermercado. En vez de la etiqueta con el nombre y el precio del producto escritos en letras y números, se usan barras de diferente ancho y colocadas a diferentes distancias una de la otra; si esto se lee con el sistema analizador, el computador del supermercado sabe exactamente qué producto usted está comprando y a qué precio. Es lo mismo que ahora podemos hacer con cada ser humano examinando su DNA.
Podemos trazar un código de barras que es absolutamente específico para cada uno de nosotros. De hecho, si comparamos el código de rayas de una persona con los de su padre y su madre, podemos reconocer que la mitad de las líneas específicas de la persona también se encuentra en las del padre y la otra mitad en las de la madre; así se obtiene la absoluta definición de la herencia y podemos determinar con un error menor a una vez en diez mil millones, que esa persona es la descendiente biológica de este padre y esta madre.
Tal determinación es muy importante en el caso en que la paternidad deba confirmarse. Estamos en capacidad de detectar, más allá de cualquier duda, quién es el padre biológico y en vez de considerar al bebé como un criminal que debe eliminarse por el aborto, la sociedad debe reconocerlo como un ser humano.
Si se conocen la madre y el padre, el ser humano con un padre indigno debe ser la preocupación y no la víctima de la nación.
Jeffries encontró que el mensaje genético del espermatozoide estaba acentuado en forma diferente al mensaje genético transportado por el óvulo. Cuando uno está estudiando algo y leyendo un libro, muy a menudo toma un lápiz y subraya una frase que le parece debe recordar; ya que es muy importante. Y a veces pone una X sobre otro pasaje porque no lo necesita inmediatamente. Es exactamente lo que la naturaleza hace con la totalidad del mensaje genético.
Expliqué que al principio de nuestra vida tenemos dos metros “de cinta”, pero he olvidado decirle que la cantidad de letras escritas en esos dos metros es cinco veces mayor que las de la Enciclopedia Británica. O sea que para imprimir el nombre de todas las bases que existen dentro de nuestro código genético, necesitaríamos cinco juegos de volúmenes del tamaño de la Enciclopedia Británica. Entendemos así por qué es muy prudente que la naturaleza subraye algunas frases, porque deben ser descifradas inmediatamente por la primera célula, y coloque una X en otras que van a ser usadas mucho más tarde en la vida. La célula no puede hacerlo todo al mismo tiempo, debe empezar por alguna parte. Y otro descubrimiento es que en los varones está subrayada una parte del mensaje y en las mujeres otra parte distinta, y el resultado explica dos misterios de la genética.
Sabemos ya que a veces después de un coito normal resulta un embarazo sin que exista dentro un bebé; un embarazo falso. A veces da origen a la “degeneración molar”, situación muy peligrosa porque se puede convertir en cáncer. Hace unos diez años se descubrió que cuando ocurría la degeneración molar únicamente se formaban membranas cuya composición genética era de origen paterno. También se conoce una situación opuesta. A veces en uno de los ovarios de una muchacha joven y virgen un óvulo se multiplica y forma una teratoma. En este teratoma se encuentran elementos semejantes a la piel, las uñas, el cabello y los dientes. Se denomina “quiste dermoide” que en nada se parece a un bebé sino a algunas partes sueltas.
El descubrimiento consiste en que el subrayado del mensaje masculino le dice a la primera célula cómo construir la membrana que va a proteger al bebé y cómo construir la placenta que tomará las provisiones de la sangre de la mamá; así, de hecho, el hombre tiene en la primera célula el deber de conseguir el alimento y construir el albergue, de construir la choza y salir a cazar. Por el contrario, el mensaje femenino es el de cómo formar diferentes partes que al ser ensambladas formarán un bebé.
Es verdaderamente extraordinario que la división de las tareas que encontramos en los mayores ya está escrita en el diminuto lenguaje de la genética en la primera célula de un milímetro y medio de ancho que es el epítome, el resumen, la disminución a la mínima expresión de la persona humana.
Cuando se sigue observando el desarrollo, el estilo de subrayado va cambiando en cada división de la célula. La primera célula transmite el mensaje con algo de los subrayado-borrado, así que las nuevas células empiezan a leer otras partes. Como resultado, la vida es muy parecida al desarrollo profesional de un médico. Tal vez usted haya caído en cuenta que en Medicina, al terminar su carrera, el nuevo profesional puede volverse un médico general o un especialista. Un médico general aprende acerca de muchas, muchas enfermedades y a medida que pasan los años sabe menos y menos sobre más y más; cuando es un muy buen médico general sabe un poco de todo. Los especialistas hacen lo contrario. Aprenden más y más sobre menos y menos y al final un buen especialista sabe casi todo sobre muy poco. Así es como la naturaleza conduce el mensaje humano.
La primera célula es generalista. No puede manifestar muchas cosas, pero sabe algo de todo. Dice cómo construir una máquina que a la postre construirá el cerebro. Pero el motivo por el que esta primera célula, que sabe de todo, deba tener especialistas, es porque para que la célula especialista pueda manifestar su propia personalidad tiene que especializarse para que una célula haga las uñas, otra el sistema nervioso, y para que finalmente la totalidad manifieste al ser humano que existe desde la concepción (=fertilización).
Para recapitular lo que la ciencia nos enseña, Señor Presidente, diría, fuera de cualquier duda, que sabemos que en el principio existe el mensaje. El mensaje genético es vital y su manifestación es vida. Aún más brevemente diría, fuera de toda discusión, que si el mensaje es un mensaje humano, el ser es un ser humano.

(1) Este fallo legalizó el aborto a petición en Estados Unidos, el 22 de enero de 1973.
(2) Nota del editor: El Dr. Lejeune, cuya postura en defensa de la vida humana desde la concepción = fertilización fue bien co-nocida, no se está refiriendo aquí a la técnica de clonación o a ninguna otra manipulación de embriones humanos que no respete su vida o dignidad, sino solamente al estudio, sin ningún daño para el embrión humano, del DNA.
(3) Nota del editor: De nuevo, el Dr. Lejeune de ningún modo está aprobando aquí la inmoral técnica de la fertilización in vitro que implica la destrucción de innumerables embriones humanos, sino sólo al hecho de que estos científicos pudieron constatar que efectivamente el sexo del ser humano se puede detectar desde los primeros momentos de su existencia.

ATAQUES CONTRA LA VIDA HUMANA y COMPROMISO POLÍTICO

FetoHoy en día estamos asistiendo a una fenomenal campaña de degradación de la vida humana, llevada a cabo en nombre de un supuesto progreso cultural e ideológico, basado en la promoción de iniciativas jurídicas que tienen como finalidad última producir una auténtica mutación política y axiológica de la sociedad que deje de lado y abandone para siempre la tradición humanística y cristiana que caracterizó el desarrollo de la historia humana en la mayoría de los países del planeta.
Paradójicamente, este supuesto progreso cultural está profundamente vinculado a un proceso social y económico que bien se puede caracterizar de impresionante concentración de la riqueza (2% de la población adulta del mundo tiene en sus manos el 52% de la riqueza producida en el mundo, según datos oficiales de Naciones Unidas) que ha llevado a una no menos impresionante pauperización de la población mundial (57% de las personas en el mundo perciben 1 ó 2 dólares por día, también datos oficiales de Naciones Unidas).
¿Cuál es el vínculo entre ambos acontecimientos –concentración económica y mutación política-axiológica? El ultraminoritario poder financiero transnacional, de origen angloamericano, que desde mediados de los años ’60 ha diseñado, planificado y ejecutado en paralelo ambos procesos: para concentrar “en paz” la riqueza, se ve obligada a impedir el crecimiento demográfico en todo el mundo, a través de una política “progresista con rostro humano”, política aplicada desde los organismos internacionales y por gobiernos en general de raíz social-demócrata.
Esta dependencia ideológica y financiera es lo que explica que desde hace 50 años ese progresismo cultural promueva frenéticamente “ahora” una desorbitada mentalidad anticonceptiva (fruto de un visceral odio a los niños como “causantes de la pobreza familiar”) e institucionalice la pena de muerte contra los niños por nacer, inocentes e indefensos, mientras que al mismo tiempo remite a un “futuro remoto” la promoción y ejecución de una auténtica Justicia Social, que mitigue y ponga fin a la miseria, a la pobreza extrema y al hambre que afecta a la mayor parte de las poblaciones.
En otras palabras: la supuesta “civilización” contemporánea diseñada por la ultraminoritaria plutocracia finan-ciera internacional que se ha adueñado del mundo y de sus riquezas con la ejecución de políticas de signo liberal financia y sostiene al mismo tiempo la eliminación de la población con políticas de izquierda, las cuales aniquilan la vida humana naciente y reivindican sólo oralmente la Justicia Social.
En este sentido, hoy el Derecho a la Vida Humana no es el valor absoluto y primordial que debe ser defen-dido y amparado oficialmente, sino que es un derecho sistemáticamente violentado y violado a través de eufe-mismos: entre otras cosas, se denomina salud y derechos reproductivos a lo que en esencia es anticoncepción y antinatalidad; se denomina muerte digna a lo que en esencia es eliminación impiadosa de toda vida “improductiva”; se denomina derecho a controlar la propia fertilidad a lo que en esencia es asesinato del propio hijo.
De la misma manera, la auténtica Justicia Social que promueve los derechos de los que trabajan y de los humildes es diluida y rebajada a meras reivindicaciones ideológicas, sustentadas en un formidable individualismo y sectarismo burgués: se denomina identidad de género a lo que en realidad es comportamiento sexual heterodoxo; se denomina inclusión social a lo que en esencia es limosna clientelar; se denomina progre-so democrático a lo que en esencia es promoción de reivindicaciones sectoriales disolventes de la comunidad socio-política; se denomina progreso cultural a lo que en realidad es relativismo moral anárquico y salvaje, en el que se impone el “derecho” del más fuerte.
Así, la concentración política-económica a favor del poder financiero internacional está “necesariamente” acompañada por el relativismo ideológico-moral y la fragmentación social, para que ese proceso de concentración pueda ser llevado a cabo “en paz”.

Ante este panorama, ¿cuál es la respuesta que este momento presente debemos dar quienes nos proclamamos discípulos de Jesús y seguidores del Señor y Dador de la vida? Por un lado, oponer una inteligente, planificada y permanente resistencia doctrinal, ideológica, científica, espiritual y moral contra este ataque sistemático e integral contra los pueblos y las naciones del mundo, en especial en defensa de los seres humanos más desprotegidos y desamparados. Por otro lado, como lo ha enseñado el Beato Juan Pablo II, es fundamental llevar a cabo una “efectiva, real y responsable participación activa” en la vida política nacional, ejerciendo una verdadera presencia en defensa de la vida, la justicia social y el bien común (Christifidelis laici, n. 42).
José Arturo Quarracino
Mayo de 2012