El viernes 11 de marzo de 2016, a las 17.30 horas, el Movimiento “Primero la Patria” organizó en el salón de Unione e Benevolenza (Tte. Gral. Perón 1372, CABA) un acto de conmemoración y homenaje a la sanción de la Constitución de 1949, sancionada el 11 de marzo de ese año.
Fueron oradores en el acto-homenaje la dirigente Alicia Contreras (de Lomas de Zamora), el dirigente Juan Carlos Vacarezza (Coordinador General del Movimiento) y el dirigente Rubén Gioannini (secretario general de la Mesa de Jubilados, Pensionados y Retirados de la República Argentina).

Alicia Contreras – Juan Carlos Vacarezza – Rubén Gioannini – Carlos Díaz
La finalidad del homenaje fue conmemorar la sanción de la Constitución de 1949, reafirmar los principios jurídicos y filosóficos emanados de la Doctrina Social de la Iglesia y de la concepción humanista y cristiana del peronismo, y comprometer la acción militante para que vuelva a tener vigencia la Carta Magna de 1949, en el contexto de una Nación políticamente soberana, económicamente libre y socialmente justa, de lo cual hoy la Argentina parece haber extraviado el rumbo.
Como síntesis de las palabras pronunciadas por los oradores, los mismos difundieron el siguiente texto:
“¿Por qué conmemoramos la sanción de la Constitución de 1949? Porque ella le dio sustento y fundamento jurídicos a la realidad de la Soberanía Política, como punto de partida de la Independencia Económica realizada en los primeros años del gobierno justicialista, indispensable para consolidar la Justicia Social.
En este sentido, la Constitución de 1949 profesaba unas convicciones muy precisas sobre las relaciones entre el Estado y la economía, según las cuales al poder público le correspondía la realización de aquellas actividades vinculadas a bienes instrumentales que llevan aparejado un poder económico tal, que no es posible dejarlas en manos de personas o entidades privadas sin peligro ostensible para el bien común. Así se impuso en el texto constitucional una serie de exigencias hacia las que debía orientarse la acción del Estado en su misión de fomento, estímulo, coordinación, integración y protagonismo directo.
Paralelamente, la reforma constitucional propugnaba que el desarrollo económico fuese acompañado por y proporcionado al progreso social, de modo que todas las categorías de personas participasen de los aumentos productivos. De estas premisas proceden los artículos 37 al 40 de aquel texto. Estos artículos consagraron los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la educación y de la cultura, la función social de la propiedad, el capital al servicio de la economía con el objetivo de sostener el bienestar social, y la organización de la riqueza y su explotación destinadas a promover del bienestar del pueblo.
Según Arturo Enrique Sampay, sólo legitimando la actividad económica no usuraria, como se lo propuso la reforma constitucional, podía restablecerse el espíritu económico precapitalista o tradicionalista, es decir, la ética económica cristiana, de tal modo que la riqueza quedaba sometida a una función social, que obligaba no sólo a distinguir entre medios lícitos y no lícitos para su adquisición, sino también a discriminar entre intensidad lícita y no lícita en el uso de los medios lícitos. En este sentido, la reforma constitucional instauró un orden económico esencialmente anticapitalista.
Hablamos de conmemoración, la cual es algo muy distinto de lo que es un recuerdo nostálgico. Éste último remite a un pasado que ya no existe, mientras que la conmemoración es pasado que se hace presente. Se hace presente porque la conmemoración reafirma y mantiene actual los fundamentos doctrinarios, ideológicos y culturales que constituyen la base y principios del texto constitucional de 1949. La Doctrina Social de la Iglesia y la filosofía humanista y cristiana constituyen las fuentes de las que han brotado esos fundamentos jurídicos que institucionalizaron jurídicamente la realidad de la revolución justicialista en las décadas de 1940-1950, revolución que merece y reclama ser llevada a cabo nuevamente, para que las nuevas generaciones puedan vivir con dignidad en una Nación que tiene como destino histórico constituirse como una Patria justa, libre y soberana, sustentada en una concepción humanista y cristiana de la vida de los hombres y de los pueblos.
Conmemoración y reafirmación de las verdades doctrinales y de los principios humanista-cristianos lleva a un tercer paso: el compromiso de volver a hacer realidad esa gran Argentina que supo ser justa, libre y soberana, y que hoy nos llama a servirla y recuperar esa grandeza nacional y la felicidad y dignidad que el pueblo argentino pudo disfrutar. Estamos llamados y nos comprometemos a hacer realidad de nuevo esa Argentina que fue y que debe volver a ser, para nuestros hijos y nuestros descendientes, para que la luz de la Justicia Social resplandezca en el cielo de la Patria por toda la eternidad”.
La conmemoración-homenaje culminó con el canto de la Marcha Peronista por parte de todos los presentes.